Señora Miler 2 by Eva Gonzay

Señora Miler 2 by Eva Gonzay

autor:Eva Gonzay [Gonzay, Eva]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Homoromántica
publicado: 2021-11-22T23:00:00+00:00


Capítulo 10

La comida del mediodía se convierte más bien en un tentempié, entre que todo el mundo ha desayunado mucho y tarde, y que nos queremos reservar para la cena de la celebración, apenas nos hemos juntado. Valeria y yo hemos salido sobre las cuatro de la habitación, después de habernos dado una ducha y de que ella le prestase ciertas atenciones a mi trasero.

Le he enseñado todos los alrededores de la finca en la que me crie y sobre las cinco y media hemos vuelto con el tiempo justo de arreglarnos para la lectura de renovación de votos de mis padres.

Una empresa se ha ocupado de disponerlo todo en el jardín principal. Una cincuentena de sillas blancas distribuidas en dos bandos, frente a un arco de flores en el que, tras una pequeña misa del cura del pueblo, mis padres leerán sus votos.

—Las hijas debemos sentarnos en primera fila, tú también, Valeria—informa Yoli, que aparece colgada del brazo de mi cuñado Pablo.

—Espera, espera, Ingrid—me pide Tania con impaciencia cuando me dispongo a sentarme.

—¿Qué tengo que esperar? —pregunto girándome hacia ella sin entender nada.

—Te he traído un regalo—dice escondiendo algo detrás de su cuerpo.

—¿Un regalo a mí? ¿Tú? —pregunto estupefacta mientras Yoli observa la escena emocionada como si el regalo fuese para ella.

—Sí, claro, para eso están las hermanas, ¿no? —ironiza con su sonrisa diabólica a la vez que me muestra el cojín en el que he venido sentada en el coche.

Será hija de la gran puta.

—¿Un cojín? —se sorprende Yoli mientras yo noto como la sangre comienza a hervirme en las venas.

—Bueno, lo he visto en el coche y he pensado que lo habías olvidado. No me costaba nada acercártelo ya que has tenido la amabilidad de prestármelo. Supongo que tu culo lo agradecerá, ¿verdad, Valeria? —pregunta la muy zorra dejándolo sobre mi silla.

Valeria ha tratado de mantenerse seria durante todo el teatro que ha montado Tania, pero llegados a este punto, entre mi cara iracunda y la de Yoli que todavía parece buscar una razón en su cerebro para el maldito cojín, no ha podido aguantar más y comienza a reír tapándose la boca con la mano.

—Madre mía, es que todavía no me lo creo—cabecea Tania—plas, plas, eh, hermanita.

—¿Me vas a hablar tú de plas, plas? —estallo iracunda—seguro que eres de las que los lleva atados como perros y después…

—Vale ya—me corta Valeria tapándome la boca, eso sí, la muy zorra no deja de reírse.

—Venga, Ingrid, no te lo tomes así. Ha sido una broma, y reconoce que en el fondo necesitas el cojín. La aloe vera va muy bien, por cierto—suelta sentándose y mirando al frente para dar por zanjada la discusión.

—¿Se puede saber qué os pasa? —se enfada Yoli—la ceremonia está a punto de comenzar y vosotras dos aquí discutiendo como dos crías.

—La cría es ella—la acuso señalándola.

—Y tú también. Le prometí a papá que os mantendría controladas, no me hagáis daros un par de azotes a cada una como cuando erais pequeñas.

—A Ingrid le harías un favor—escupe Tania arqueando una ceja.



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