Bilogía Sonsoles: Sonsoles + Sonsoles, la precuela juntos en un solo volumen (Spanish Edition) by Clara Ann Simons

autor:Clara Ann Simons [Simons, Clara Ann]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Erótico, romance, romántico, romance lésbico, lesbic, lésbico, novela erótica, LGTBIQA+
editor: Amazon Digital Services LLC - KDP Print US
publicado: 2022-08-24T22:00:00+00:00

Nuevas experiencias

M e tumbo a su lado acariciando su cuello. Ella clava en mí sus dulces ojitos azules acercando su boca a la mía. Me acerco muy despacio, borrando milímetro a milímetro la distancia que separa nuestras bocas hasta que siento sus labios rozar los míos, explorando. Son suaves, delicados, finos. Recorro cada milímetro de ellos, a veces solo acariciándolos con mis labios, otras con pequeños besos.

Su respiración se va agitando. Es, a la vez, dulce y excitante. La punta de mi lengua recorre su labio superior arrancando un pequeño gemido de su boca, ahora entreabierta. Juego con sus labios y con su lengua hasta que me devuelve el beso con más pasión y nos fundimos en un beso, a la vez tan tierno y apasionado, que en esos momentos creo morir.

La nueva retira su cabeza y me mira, es la misma expresión de la dulzura.

—Tu primer beso con una mujer, Lucía—exclamo con una sonrisa al tiempo que levanto una ceja.

—Sí, el primero—reconoce cohibida.

—¿Te gustó?

—Mucho, muchísimo. Besas muy bien.

—Tú tampoco lo haces nada mal. Eres preciosa.

Bajando lentamente mi mano derecha acaricio uno de sus pechos y siento su pezón endurecerse al contacto de mis dedos. Juego con él mientras ella sonríe y acaricio su otro pecho con suavidad, deteniéndome nuevamente en la zona del pezón con caricias suaves, tiernas y sensuales.

Nuestras bocas se encuentran una vez más en un beso apasionado mientras mi mano se desliza hasta su vulva. Ella gime al sentir su contacto y abre las piernas facilitando la llegada de mis dedos.

—Vaya cómo tienes esta cosita ¿eh? —bromeo al sentir su humedad.

Me mira a los ojos y sonríe.

—Estoy muy excitada, Sonsoles—reconoce entre susurros.

—Si te sirve de consuelo yo también.

—¿De verdad?

—Dame tu mano.

Tomo su mano derecha y la guio por debajo de mis bragas hasta mi vulva mientras ella me mira sorprendida.

—¡Qué suave!

—¿Te gusta?

—Méteme los dedos—exclama de repente.

La miro con cara de asombro, pero, eh, ¡quién lo discute! es justo lo que quería escuchar. Esas palabras son una melodía para mis oídos.

Mis dedos recorren toda la superficie de su sexo, de manera muy lenta, solamente insinuando, pero ese ligero contacto envía corrientes eléctricas por todo su cuerpo. Y por el mío. Me está volviendo loca.

Presiono un poco más separando sus labios y rozo el interior de su vagina para volver a subir hasta la zona del clítoris llevando algo de lubricación hasta él. Lo presiono suavemente, separo el capuchón que lo protege y lo acaricio con suavidad. Lo siento duro, hinchado de deseo, sus gemidos son ahora más evidentes e instintivamente me mira ligeramente avergonzada.

—Por mí, puede enterarse Hanover entero, Lucía. Me encanta escuchar tus gemidos, si alguien te oye que se haga una paja—le digo guiñando un ojo.

Me sonríe divertida y le devuelvo la sonrisa. Es un cielo, cuando te mira con esos ojitos azules te dan ganas de comértela.

Introduzco uno de mis dedos en su interior sin ofrecer ninguna resistencia. A continuación, otro. Penetran dentro de ella con la misma facilidad que un cuchillo caliente corta la mantequilla.

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