El asesino del almirante by Clara Ann Simons

El asesino del almirante by Clara Ann Simons

autor:Clara Ann Simons [Simons, Clara Ann]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Erótico, romance, romántico, romance lésbico, lesbic, lésbico, novela erótica, novela negra, LGTBIQA+
editor: Amazon Digital Services LLC - KDP Print US
publicado: 2022-08-24T22:00:00+00:00


Capítulo 11

CRISTINA

—Cris, no ha sido culpa tuya—repite Alicia una y otra vez como un mantra tratando de calmarme.

No encuentro consuelo en la fría sala de hospital donde esperamos noticias sobre la gravedad del chico nuevo. Quizá, si no hubiese sido tan impulsiva, esto no habría pasado. He debido hacer caso a Alicia cuando me decía que lo mejor era pedir refuerzos, una unidad de los SWAT habría manejado mejor la situación. Todo mi cuerpo tiembla, me dejo caer sobre una silla y abrazo mis rodillas incapaz de retener las lágrimas, con una opresión en el pecho que apenas me deja respirar.

—Se pondrá bien, ya lo verás, he visto muchas heridas de bala—insiste Alicia acariciando mi brazo.

Ni siquiera soy capaz de escuchar sus palabras, es como si estuviese flotando. Observo a la gente, la escucho hablar, pero todo parece transcurrir a cámara lenta, como si estuviese en un sueño. Ojalá fuese una jodida pesadilla y me despertase sin que nada de esto hubiese pasado.

Una enfermera se acerca hasta donde estoy sentada y trae un calmante junto a un pequeño vaso de agua. Lo engullo sin ni siquiera preguntar lo que me ha dado; ya me da igual, si mi compañero muere por mi culpa no quiero seguir viviendo. Llevo diez años de policía y lo más peligroso que había hecho era acompañar a algún borracho hasta su casa, esta situación me supera por completo, no estoy preparada para ello.

Cuando observo venir al sheriff Normand se me cae el alma a los pies, es la última persona a quien quiero ver en estos momentos. Aunque sería incluso peor ver a los padres del chico, pero viven en otro estado a más de quinientos kilómetros. Arrastra su enorme cuerpo con pesadez acompañado por el alcalde. Su rostro pálido, unas tremendas ojeras se marcan bajo sus ojos indicando lo poco que ha dormido en los últimos días. Tampoco él está preparado para esto. Joder, tan solo quiero que salga un médico de una jodida vez y me diga algo sobre el chico.

—Leland, ¿qué coño ha pasado?—grita el sheriff haciéndose el gallito delante del alcalde y deteniéndose frente a mí.

Ni siquiera le respondo, sigo sentada en la silla abrazando mis rodillas, temblando, deseando desaparecer de la faz de la tierra.

—Agente Leland, ¿en qué coño estabas pensando para no pedir refuerzos?—grita el sheriff Normand irritado cerrando los puños.

—La culpa fue del puto gilipollas de Stuart por no permanecer en su puesto, no de Cristina—replica Alicia levantándose como un resorte y quedándose a centímetros del sheriff.

—Y tú se supone que tenías que asesorarla, no entrar con ella y liarte a tiros—reprocha respirando como si fuese un toro a punto de atacar.

—Escucha, pedazo de inútil—vocifera Alicia golpeando el hombro izquierdo del sheriff Normand—cualquier plan es tan bueno como su parte más débil. Tuvimos que entrar antes de que se diese a la fuga y al chico no le habría pasado nada si el imbécil de Stuart hubiese estado en su sitio y no escondido como un puto cobarde. Y lo mismo puedo decir de ti, que no has salido de tu despacho en los últimos días.



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