Inesperado Destino by María Heredia

Inesperado Destino by María Heredia

autor:María Heredia
La lengua: spa
Format: epub
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2023-06-08T11:42:35+00:00


Capítulo 15

Girls Just Wanna Have Fun, Cyndi Lauper

—Pero ¿todavía está esto así?

Resoplé y dejé las bolsas del supermercado en el suelo. Le había pedido a Carolina que fuera preparando el salón mientras yo iba a recoger algunas cosas, pero me la había encontrado tal y como la había dejado: sentada en el sofá viendo una serie.

—Aún queda un rato para que lleguen —se excusó ella aunque, al menos, pausó el vídeo—. Además, ya he barrido y limpiado el polvo.

—No has apartado los muebles.

—Porque pesan y prefería esperarte.

—El bus de Raquel debe de estar a punto de llegar. —Desbloqueé el móvil para mirar la hora y comprobar si tenía algún mensaje de mis amigas—. Y a Jimena no puede quedarle más de una hora.

—Tiempo de sobra —insistió ella. Se levantó, me dedicó una sonrisa de ánimo y apoyó una mano en mi brazo—. Venga, vamos. Entre las dos seremos más rápidas.

Acabé por asentir y, tras llevar las bolsas a la cocina, la ayudé a apartar la mesa y bajar los colchones para que pudiéramos dormir todas juntas como si de una fiesta de pijamas se tratara. Aunque, en realidad, nos estábamos preparando para celebrar la despedida de soltera de Jimena. Como seríamos solo las cuatro, y Carolina y yo no queríamos dejar sola a Kitty, habíamos ofrecido nuestra casa para pasar el finde. A Raquel aquello le había parecido una idea maravillosa: no tendría que irse muy lejos y, de paso, se ahorraría el alojamiento. Además, allí estaríamos más tranquilas y tendríamos más libertad que en un hotel u otro hospedaje. Jimena, por su parte, no tenía ni idea de lo que estábamos planeando, aunque todas sabíamos que sospechaba. Al fin y al cabo, la boda estaba ya cerca y no era normal que le pidiéramos que viniera sola todo el fin de semana. Pero, con sorpresa o sin ella, esperábamos que al menos disfrutara de aquellos dos días entre amigas.

Raquel, tal y como había previsto, no tardó demasiado en aparecer en nuestra puerta. Llamó al timbre y, cuando abrí, la vi hablando por el móvil, algo apurada.

—No, en serio, Rodri, tienes que llamarme si pasa algo. —Me saludó con un gesto, aunque no cambió la expresión—. No, me da igual. Me avisas y punto. —Hizo una pequeña pausa y frunció el ceño—. Sí, está aquí Berta. Te la paso.

Me dio el móvil y yo lo miré, extrañada, aunque no dudé en aceptarlo y llevármelo a la oreja.

—¿Sí?

—Hola, Berta —me saludó Rodri al otro lado—. Perdona que te moleste, pero ¿podrías esconderle el móvil a Raquel durante todo el fin de semana? Quiero que disfrute de la despedida de Jimena y, si no lo haces, se pasará el día mandándome mensajes para saber cómo está Carmen. Hemos pasado unos meses muy estresantes, así que se merece un fin de semana de desconexión.

Reí sin poder evitarlo y asentí, a pesar de que él no pudiera verme.

—Descuida. Yo me encargo.

—Gracias, y pasadlo muy bien.

Ambos colgamos y, a pesar de lo que le había dicho a Rodri, le devolví el teléfono a mi amiga.



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