Wyrms by Orson Scott Card

Wyrms by Orson Scott Card

autor:Orson Scott Card [Card, Orson Scott]
La lengua: spa
Format: epub, azw3
Tags: Novela, Aventuras, Ciencia ficción
editor: ePubLibre
publicado: 2005-09-01T04:00:00+00:00


12

EL CETRO

Ruina le afeitó cuidadosamente la cabeza a Paciencia desde la oreja hasta casi la mitad de la nuca.

—Ahora tendrás que llevar tu peluca —dijo Ángel—. Puede que este nuevo peinado llame un poco la atención.

Ruina masticó una hoja y luego lamió el área afeitada con su áspera lengua. Clavó muchas veces una agujita en la piel de Paciencia y ésta sólo sintió una levísima presión: los nervios del dolor ya habían quedado entumecidos.

—No me importa el aspecto que tenga mi pelo —dijo—. Tendré suerte si salgo de ésta recordando que soy una chica. —Estaba intentando demostrar confianza mediante esas bromas pero ella misma quedó sorprendida al darse cuenta de que su voz sonaba más bien asustada—. O un ser humano.

Reck le tocó la mano. Paciencia recordó vagamente que si un gebling la hubiera tocado hacía tan sólo un mes habría necesitado una gran concentración mental para no mostrar su repugnancia. Ahora ese contacto le resultaba consolador. Cuidado, no la aprecies demasiado, se dijo. Ten cuidado con el afecto, el gran mentiroso.

—Paciencia —murmuró Reck—, debes estar segura de quién eres. Tendrás los recuerdos de cientos de hombres y mujeres en tu mente cuando esto haya terminado. Algunos de ellos son muy fuertes…, especialmente los geblings. Los reyes geblings siempre han sido muy muy fuertes.

—Sé quién soy —susurró Paciencia. Pero era mentira. Si sabía quién era, eso resultaba un secreto incluso para ella misma. Un secreto que por fin descubriría, o eso esperaba ella. Poseer la piedra mental sería como desdoblar su ser, volviendo a lo que era antes de aprender los papeles que se le habían asignado en la vida. Si su ser estaba en blanco, si no era nada aparte de esos papeles, entonces la piedra mental volvería a doblarla y Paciencia desaparecería en una tormenta de recuerdos y personalidades muertas hacía mucho. Pero si poseía un auténtico yo a mayor profundidad que los rostros pintados por los demás, lograría mantener el control y sobreviviría.

O soy alguien y viviré, o no soy nadie y entonces mi yo morirá.

Sintió que Ruina levantaba un pliegue de su piel y lo sujetaba con alfileres para que no le estorbara. Por el ruido que oía estaba empezando a penetrar el hueso de su cráneo pero Paciencia no sentía más de lo que hubiera percibido si su cabeza fuera un trozo de piedra. Ruina era un escultor que estaba convirtiendo su propio cerebro en una especie de salón de las cabezas, con todas las cabezas vivas y mirándola desde lo alto, parloteando todas al mismo tiempo desde sus recipientes llenos de gooles y gusanos. Se estremeció.

—Estate quieta —murmuró Ruina.

Ángel empezó un monólogo con intención de calmarla.

—Obviamente, Paciencia, esta información sobre el Unwyrm y el origen de los geblings, los huelfos y los gaunts, no fue descubierta por primera vez por el que haya dejado las respuestas aquí, sea quien sea. Las mismas profecías, el mismo nombre del Unwyrm, las tradiciones de las especies no humanas sobre que descienden de un antepasado prehumano y que



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