1222 by Anne Holt

1222 by Anne Holt

autor:Anne Holt [Holt, Anne]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2007-01-01T05:00:00+00:00


8

EN LA ESCALA DE BEAUFORT

TEMPORAL

Velocidad del viento: 17,2 - 20,7 m/s

La montaña bulle.

Las ramas y los líquenes de los árboles se mueven con el viento.

Resulta muy difícil esquiar.

Es casi imposible llevar los esquís al hombro.

La ventisca reduce la visibilidad a menos de cien metros.

Es imposible orientarse sobre el terreno.

Muy difícil seguir las pistas de nieve, incluso las muy bien marcadas.

¡No salga de excursión!

1

Pocas veces me ha producido tanto placer sentir el agua caliente en el cuerpo como aquella mañana. Una y otra vez mojaba la manopla en la palangana sin escurrirla y me la ponía sobre los hombros, dejando que el agua casi ardiendo corriera libremente.

Berit Tverre estaba empezando a conocerme, lo que no me gustaba mucho. Sin embargo, había aceptado su ofrecimiento.

Berit había llenado dos grandes bidones de agua y me había traído una silla con estructura de acero y asiento de plástico y tres toallas, una manopla suave y jabón. Sin preguntarme nada. Lo había colocado todo en el aseo de señoras que no sin gran dificultad yo había empleado un par de veces para vaciar mis bolsas. Cuando media hora después de acabar nuestra reunión y desayunar me pidió que la siguiera, dudé hasta que comprendí que se pondría furiosa si no hacía lo que ella me decía. Al llegar al hueco de la escalera abrió la puerta del aseo de señoras y anunció:

—Te he traído ropa limpia. Te irá grande, pero servirá. Yo me quedaré aquí fuera vigilando la puerta hasta que hayas terminado. Tómate el tiempo que necesites.

Delante de las dos cabinas había un cuarto con lavabo y espejo con el espacio suficiente para que pudiera desnudarme, sentarme en la silla de acero y lavarme. Sin ayuda de otras personas.

A duras penas contuve los gemidos de placer.

No podía recordar la última vez que había olido tan mal. Tenía la sensación de haber adquirido una segunda capa de piel, y malolientes y pegajosas manchas de sudor y estrés. Surcos de jabón gris y agua sucia me corrían lentamente por el cuerpo y bajaban por las patas de la silla hasta el suelo. No entendía cómo me había ensuciado tanto, por no decir llenado de porquería; al fin y al cabo no había estado en contacto con otra cosa que mi propia ropa. El agua se iba aclarando poco a poco. El jabón empezó a hacer espuma, pero no podía parar de lavarme. El vendaje de la pierna se mojó y se puso rosa. No importaba.

Nada importaba ya gran cosa, y me quedé dormida allí sentada.

Probablemente solo estuve dormida un cuarto de segundo o algo así, porque me desperté cuando la manopla cayó al suelo con un chasquido, y me sentía muy despierta.

El número de habitantes de Finse 1222 se había reducido a ciento diecisiete.

En otras palabras: ciento dieciséis sospechosos, aunque claro, los niños quedaban descartados. Tampoco creía que Geir, Berit o Magnus estuvieran implicados de alguna manera en los asesinatos, pero por los años que había trabajado en la policía sabía que a quien saca conclusiones demasiado precipitadas le esperan sorpresas desagradables.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.