El amante by A. Martin

El amante by A. Martin

autor:A. Martin
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Aventuras, Erótico, Novela
publicado: 2017-12-13T23:00:00+00:00


13

Pasaban los días.

¿Ocurre algo?, preguntaba Dexter por sms al teléfono secreto cada dia a primera hora y luego otra vez por la tarde, al no tener noticias del dinero.

No lo sé, lo torturaba.

Aguantó la espera sin insistir a Markus. No quería que su impaciencia le resultase sospechosa. Había llegado la comunicación oficial de la concesión del crédito, pues yo era el destinatario. Yo debía comunicárselo al cliente, pero no dije nada. El dinero estaba allí, contablemente. Pero no era visible para el cliente hasta que yo diese el oportuno click en mi ordenador.

Algo indefinido, confuso, me obligaba a retenerla. Como si el objetivo que tanto había ansiado, al estar ahora al alcance de mi mano, hubiese provocado en mí un estupor incontrolado, una sorpresa triste en lugar de la satisfacción exaltada que siempre imaginé.

El miedo también influía. Miedo a que finalmente ocurriese algo que desvelase el entramado y la colusión entre el señor Jennings y yo. ¿Lo conocías?, preguntó Renata. Miedo a consumar el delito que tantas veces había imaginado, y que miles de veces había temido fracasara por un motivo u otro. Y miedo, finalmente, a que Dexter desapareciese con el dinero, dejándome fracasada y arruinado.

Simplemente, no me fiaba de él.

Habíamos llevado a cabo varios chantajes que habían proporcionado cierta cantidad de dinero. Él lo había movido correctamente y la mitad estaba en cuentas secretas mías repartidas por medio mundo. Pero en esos casos siempre guardaba yo un as en la manga: si no me daba mi parte no habría otro nombre, no habría otro chantajeado y no habría ninguna otra cantidad de dinero. Ahora, en cambio, era todo o nada. Él podía desaparecer con el dinero y yo no podría hacer o decir nada. ¿Qué podría hacer? ¿Dejar mi trabajo y buscarlo por todo el mundo? ¿Qué haría en caso de encontrarlo? ¿Utilizar la violencia? ¿Torturarlo hasta que me diera sus números de cuenta y cobrar lo mío? ¿Matarlo? Entonces, ni siquiera cobraría.

No podía permitir que ocurriera.

Y a medida que se acercaba el momento, mi desconfianza aumentaba.

Finalmente, tomé una decisión. Cuando lo hice, la encontré tan presente en mi mente que hube de confesarme a mí mismo que siempre había sabido lo que iba a hacer. Desde el principio. Las dudas que me planteaba no eran otra cosa que excusas para acallar mi conciencia mientras hacía lo que había decidido hacer hacía mucho.

¿Qué, si no, significaban esos planes que había ido llevando a cabo desde el principio, metódicamente, sin prisa pero sin pausa? ¿Esos objetos adquiridos directa o clandestinamente? ¿Esas excursiones vespertinas y nocturnas que ocupaban mis tardes explorando los lugares donde sabía que todo había de ocurrir?

Dexter no podría quejarse a Markus. Tendría que venir a mí. Pero yo estaría a salvo. Mi impunidad era la única vía hasta su dinero.

Pasé toda la tarde pensando en ello, esbozando un plan. Planteando alternativas, posibles errores. Y finalmente decidí que me jugaría el todo por el todo. Cualquier cosa menos quedar a merced de Dexter.

Había pasado una semana sin verme con Renata fuera del trabajo.



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