Vamos a calentar el sol by José Mauro de Vasconcelos

Vamos a calentar el sol by José Mauro de Vasconcelos

autor:José Mauro de Vasconcelos [Vasconcelos, José Mauro de]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 1974-01-01T00:00:00+00:00


5. Tarzán, el hijo de los tejados

Aunque apenas me sobraba tiempo para conversar con Adán o incluso esperar una imposible visita de Maurice, mi vida en el colegio interno me gustaba mucho. Si cumplía los horarios iguales para todos, nunca había problema alguno.

Y últimamente adoraba el horario de estudio por la noche. Era una lástima que solo durara dos horas. Y todo se debió a un rasgo de honradez y mucho atrevimiento.

El hermano Luiz, que se ocupaba de nuestro dormitorio, se jactaba de ser cearense por los cuatro costados, pese a no responder al tipo representativo de esa región. El de Ceará era su tema preferido de conversación. En el intervalo, antes de ir a la hora de estudio, me acerqué, como quien no quiere la cosa, a él. Su mano, dentro del bolsillo de la sotana, repasaba el rosario.

—¿Qué hay, Zeca?

—Nada, hermano.

—¿Alguna novedad?

—Hoy, no. Solo ganitas de hablar con usted. Para aclarar: aclarar, no, elucidar, como dice el hermano Ambrósio, cuando le apetece usar palabras difíciles.

El hermano Luiz ya estaba riéndose. También recelaba que yo estuviera preparando una de las mías.

—Pues sí, señor Waldemar.

—Calla la boca, Zeca.

El hermano Feliciano me había contado que, antes de recibir las órdenes, su nombre era Waldemar y, como no había nadie cerca, le hice esa broma.

La pregunta salió de sopetón.

—Si usted volviera a nacer, ¿preferiría ser paraibano o cearense?

—¡Vaya pregunta! De Ceará, desde luego. ¿Por qué?

—Pues yo, no. Si pudiera volver a nacer, no desearía ser carioca y sí cearense. Solo por una razón literaria.

El hermano Luiz se sintió interesado.

—¿Por la literatura?

—Exactamente. En el manual de preceptiva literaria hay unos pasajes maravillosos de José de Alencar que me enloquecen.

—Tendrías que leer sus novelas.

—¿Cuál prefiere usted? ¿El guaraní, Las minas de plata o Iracema?

—Iracema es un poema, pero me gusta más El guaraní.

—Solo un cearense podía escribir un libro así, ¿no le parece? Los cariocas tienen a un Machado de Assis y otros que no recuerdo.

—Hombre, Zeca. Machado de Assis es también excelente. Son dos estilos diferentes.

—Ya lo sé, pero Alencar escribe sobre la selva como nadie. La lástima es que…

—¿Qué?

—Me gustaría mucho tener la oportunidad de leer a Alencar.

—Pues es tan sencillo como que, en cuanto aparezca esa oportunidad, la aproveches.

—No me dejan tener esa oportunidad.

—Pero eso es un crimen. Si tienes esa curiosidad, cosa tan rara en los niños de hoy, deberían incluso aplaudirlo.

—Lamentablemente…

—¿En tu casa?

—Allí, en casa, está prohibidísimo, pero es igual…

—Oye, Zeca, ¿a qué viene esta conversación tan larga?

—Tal vez a una razón. Hermano Luiz, ¿no le parece a usted que yo soy un buen alumno? Nunca he dejado de ser el primero de la clase. Solo en matemáticas voy un poco flojo, pero no es por falta de estudio o, mejor dicho, de nada sirve estudiar, porque no me gustan. En lo demás, se puede mirar mi libreta de calificaciones.

—Bueno, ¿y qué?

—Pues que me gustaría hacer un homenaje a usted y a Ceará.

Él seguía sin descubrir mi intención, pero estaba asombrado.

—¿Qué historia de homenaje es esa, Zeca?

—La oportunidad que nadie me da podría proporcionármela usted.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.