Una esposa para el jeque by Tara Pammi

Una esposa para el jeque by Tara Pammi

autor:Tara Pammi
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2018-03-07T23:00:00+00:00


Capítulo 8

Le agradecería mucho que soltara a mi prometida.

Zayn no supo cómo había conseguido que su advertencia pareciera amenazante, cuando tenía el corazón en la garganta. Había pasado dos horas atroces mientras buscaba a Amalia por las calles de París con su equipo de seguridad, y mientras ella…

Jamás había tenido tanto miedo. La idea de que le hubiese pasado algo a Amalia le había atenazado las entrañas con todas sus fuerzas.

Había jurado que despediría a todo su equipo de seguridad cuando la hubiesen encontrado y se había llamado de todo a sí mismo por no haberles advertido de que, al ser su prometida, también podía ser un objetivo para distintas facciones.

Ella, sin embargo, estaba allí, en brazos de su amante.

–Deje de acariciarla también antes de que algún fotógrafo saque una foto y mañana aparezca en todas las revistas de chismorreos.

–Zayn, yo quería…

Su mirada color topacio lo miró desafiante, pero se ablandó lentamente, aunque eso no lo tranquilizó. Intento soltarse poco a poco de los brazos de ese hombre.

–Massi quería ponerse al día y pensé que estaríamos más tranquilos lejos de…

–Me lo explicarás más tarde, habibiti, en la intimidad de nuestra suite –le interrumpió él en un tono áspero por el miedo que no había sofocado todavía–. No quiero ofrecerle a tu jefe, o a algún periodista escondido, una pelea de enamorados. Eres la prometida de un jeque, Amalia, y escabullirte con un hombre es precisamente el tipo de cosas que busca la prensa.

–Aunque sea para charlar con un viejo… –empezó a replicar Amalia con la barbilla levantada.

–Amigo, exnovio o tu jefe, da igual –le interrumpió Zayn–. Creía que ya lo habías entendido después de las dos últimas semanas. Vámonos a la suite.

El otro hombre se dio la vuelta y miró a Zayn con una inclinación chulesca de la cabeza, lo que indignó más al jeque.

–Todavía no estoy seguro de que Amalia no esté contigo por algún tipo de coacción –intervino el italiano con un acento levísimo.

Ella intentó apartarse, pero su jefe no le soltó la cintura.

–Ya te he contado toda la historia. Sé que lo haces con buena intención, pero Zayn tiene razón.

Massi esbozó una sonrisa cariñosa que dejó patente la sintonía que había entre los dos.

–No tienes a nadie más que te cuide y…

Los celos hicieron que le hirviera la sangre y Zayn tuvo que recurrir a todo el dominio de sí mismo que le quedaba para no arrancar a Amalia de los brazos de su jefe. Así debieron de sentirse sus primitivos antepasados cuando alguien les discutía la posesión de sus mujeres. Siempre había creído que un hombre podía emplear el cerebro con más eficacia que los puños, pero, en ese momento, podía entender a los primitivos.

–Amalia sabe perfectamente lo que significa para mí, Massimiliano, y siempre me ocupo bien de todo lo que me pertenece.

El otro hombre frunció el ceño en vez de recular.

La risa de Amalia, forzada y destemplada, resonó en el tenso silencio. Evidentemente, no sabía que los hombres arrogantes, poderosos y acostumbrados a salirse con la suya se comunicaban entre sí en una frecuencia distinta.



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