Susurros de amor by Chrystine Butler

Susurros de amor by Chrystine Butler

autor:Chrystine Butler [Butler, Chrystine]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 0101-01-01T00:00:00+00:00


Capítulo 8

La calidez del tacto de Cooper sobre el hombro desnudo de Kelsey hizo que la recorriera un cosquilleo.

—Oh, ya me conoces, hermano —respondió Cooper—. Los problemas parecen encontrarme a mí. Creo que es cosa de familia —se giró hacia su hermana y añadió—: ¿No es verdad, hermanita?

—No lo sé —Frannie se apartó de su marido para agarrar a su sobrino—. Ey, pásame a esa monada.

El bebé se fue con su tía de buen grado, pero Kelsey se fijó en que la bella rubia no miró a su hermano al tomar al niño en brazos y abrazarlo.

¿Estaba Cooper enfadado porque sus hermanos se habían unido a ellos?

Ella se había quedado sorprendida cuando la habían llamado y se habían presentado, después de haber supuesto correctamente que estaba en la feria con Cooper. No permitirles que se sentaran con ella habría sido grosero por su parte y, además, eran muy simpáticos, por mucho que su hermana la hubiera sorprendido al decirle…

Oh, ¿habría sido eso? ¿Habría oído Cooper el comentario de Frannie?

—¿Te gustaría bailar?

Kelsey alzó la mirada y se encontró a Cooper tendiéndole la mano. Se había bajado el sombrero y ya no estaba sonriendo, haciendo que ella echara de menos al hombre divertido y despreocupado que había pasado con ella las últimas horas desde ese beso en el aparcamiento.

Había dado por hecho que su silencio durante el trayecto hasta la feria se debía a que estaba nervioso, igual que ella, pero entonces había tenido la brillante idea de compartir otro beso pensando que eso le quitaría tensión a la situación.

¡Todo lo contrario!

Estar en sus brazos de nuevo había sido increíble, tan maravilloso como la primera vez, y a Cooper no había parecido importarle besarla. Eso lo había dejado muy claro con el modo en que su boca se había movido sobre la de ella, con el deseo reflejado en sus ojos, y con la obvia reacción de su masculino cuerpo.

Comenzó a bajar la mano y Kelsey se dio cuenta de que él podría estar interpretando el silencio de su ensoñación como un modo de rechazarlo.

Por eso se levantó y le dio la mano.

—Me encantaría bailar contigo.

La sexy sonrisa de Cooper regresó y, de nuevo, se extendió hasta sus ojos al mirarla; su gesto se ensombreció ligeramente al dirigirse a su hermana:

—¿Puedes cuidar de Anthony unos minutos?

—Claro —respondió Frannie.

—Ya le he cambiado el pañal, pero puede que quiera un biberón. Hay un par en la bolsa…

—Marchaos. Estaremos bien.

—Maribel solo tiene dos años, así que aún nos acordamos de cómo cuidar a un bebé —dijo Roberto, sentado al lado de su mujer y sosteniendo a su hija sobre su rodilla para que pudiera ver al bebé—. Pasadlo bien.

Una suave presión en la espalda hizo que Kelsey acelerara el paso mientras el calor de la mano de Cooper se colaba por su fino vestido y calentaba su piel.

—Vamos a relajarnos un poquito —dijo la voz del solista—. Así que, caballeros, tomad a esa chica especial en vuestros brazos y pasadlo bien.

—Me gusta cómo ha sonado eso —dijo Cooper con un bronco susurro al darle una vuelta a Kelsey y tomarla en sus brazos.



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