La Secretaria de Gerald Chandler by A. F. González

La Secretaria de Gerald Chandler by A. F. González

autor:A. F. González [González, A. F.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2021-01-01T00:00:00+00:00


Capítulo 16.

Emilia

Había pasado frente al enorme Museo de Historia de Ciudad del Sol varias veces mientras conducía a través del centro de la ciudad. El tráfico cuando iban a dar algún evento de lujo como galas o ceremonias cívicas tipo siempre me provocaba dolor de cabeza y de estómago.

Pero era muy distinto llegar en una limusina y salir al cegador destello de las cámaras de la prensa tomándole fotos a todos los invitados.

Era intimidante, pero Gerald en ningún momento se inmutó ante la experiencia. Siempre me tuvo de la cintura cerca de él, asegurándose que estuviera bien en el corto trayecto de la salida de la limusina hacia los escalones que daban al gigantesco portón de madera abierto, a través del cual la cantidad de fotógrafos disminuía por mucho.

—Guau —dije para mí misma al entrar.

El museo era un viejo castillo restaurado de los tiempos coloniales. Había visto los anuncios en la televisión y en el internet sobre las exposiciones de arte local, la historia de Ciudad del Sol y la ocasional exposición de tiempo limitado. Se veía bonito en la televisión, pero al caminar bajo ese enorme techo fue como si hubiera viajado en el tiempo y entraba a la fortaleza de un gran señor feudal en tiempos de la colonia. Las armaduras pulidas tras la entrada reflejaban tanto como las luces elegantes de los candelabros. No había un solo rincón de aquel salón que no estuviera iluminado.

Joder, iba de la mano de un galante caballero en tiempos modernos.

—¡Gerald! —exclamó un señor de avanzada edad a algunos pasos de nosotros. Él y su pareja se acercaron y saludaron con muchísima emoción a mi acompañante—. Qué gusto que hayas venido.

—David, Julia, ella es mi pareja, Emilia —dijo, colocando una mano tras mi espalda y guiándome hasta su lado.

—¡Mucho gusto! —exclamé, estrechando la mano de ambos.

—Con su permiso —dijo Gerald, cogiéndome la mano mientras nos alejábamos de aquella pareja.

—¿Así que soy tu pareja esta noche? —le pregunté, cogiendo una copa de lo que supuse era champán de un camarero que pasó junto a nosotros.

—Hubiera pensado que eso estaba de más decirlo —dijo con una sonrisa, observándome mientras daba un sorbo.

—¿Y eso significa que somos… —Arqueé mis cejas y sonreí— novios?

Él rio.

—¿Acaso somos adolescentes, Emilia?

—Bueno, dime si interpreté mal las cosas —dije, sosteniendo la copa frente a mí sin quitarle la mirada a los ojos, que él parecía no resistir el impulso de mirarme el escote, lo cual me hacía pensar que le urgía desvestirme, y aquello detonó mi propia urgencia de tenerlo desnudo para mi solita.

—No, no lo hiciste —dijo, acercándome de la cintura y dándome un beso que me dejó al borde de desmayarme—. Pero me veré muy juvenil presentándote como mi novia, ¿no te parece?

—Pensé que no te importaba lo que la gente opinaba —dije, pasando mi índice encima de sus labios.

—¡Gerald! —exclamaron detrás de mí. Al girar vi a Trevor acercarse con los brazos abiertos. Mi pareja me soltó y recibió a su amigo con un abrazo.

—Buenas noches, Trevor —le saludé.



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