Una escapada a Escocia by Laimie Scott

autor:Laimie Scott [Scott, Laimie]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-09-07T00:00:00+00:00

Capítulo 8

La cena transcurrió de manera relajada, con cierta complicidad entre Duncan y Bethany, a pesar de que él primero no lo pretendiese. No quería sentirse atraído por ella pero, al parecer, cuanto más intentaba no quedarse mirándola, sonreírle e incluso tocarla cuando se pasaban la bandeja del pan o con la cena, más comprendía que le era imposible. ¿Cuál era el propósito de su estancia allí? Se preguntó esto cuando la observaba charlar con Adelaine, o con sus padres. No lo sabía.

En un momento de la noche, se hizo el silencio en la mesa, y ella captó la atención de todos.

—Quería saber si hay posibilidad de prolongar mi estancia hasta el próximo fin de semana, incluido. Me pedisteis que os avisara con tiempo por si no era posible, de manera que, aunque se supone que debería marcharme el jueves…

—No hay ningún problema —la interrumpió Marion, antes de que Bethany terminara de explicarse—. Hay sitio de sobra para las reservas que tenemos. Además, Duncan y Adelaine tendrán que coger habitaciones en el otro edificio, ya que el próximo fin de semana en la que estáis ahora ha sido reservada.

—Si hay inconvenientes de alojamiento, me puedo quedar en casa —comentó Duncan mirando a su madre. Creía que, de ese modo, se alejaría de Bethany.

—No hará falta. Además, Adelaine quiere estar aquí —aseguró Marion, y miró a su nieta en busca de apoyo.

—Es verdad, me gustaría estar por aquí por las tardes, para seguir charlando con Bethany. —Miró a la actriz, quien le sonreía complacida.

—Por lo que respecta a ti, no hay ningún problema en que te quedes toda esta próxima semana —reiteró Marion, mirando a Bethany.

—Gracias.

—Y, ahora, creo que deberíamos recoger y retirarnos. Jovencita, mañana hay que madrugar —le recordó Duncan a su hija.

—Mañana tengo que volver a clase. Empezamos semana nueva.

—No te quejes del fin de semana que hemos pasado —le dijo Bethany en su intento por animarla—. Y piensa que por las tardes estaré aquí y podremos hacer algo.

—Sí, y el fin de semana próximo.

Duncan las observaba charlar y se preguntaba hasta qué punto habían congeniado. No estaba seguro de si su amistad seguiría una vez que Bethany regresara a Londres. Solo deseaba que Adelaine lo comprendiera cuando sucediera, o si la relación se cortaba por el trabajo de ella.

—Yo me quedaré recogiendo —anunció Duncan, mirando a sus padres.

—Te echo una mano. —La repentina oferta de Bethany sorprendió a los allí presentes, que se quedaron contemplándola en silencio, pero con un interés desmedido—. Es lo menos que puedo hacer después de haberme vuelto a invitar a cenar con vosotros.

Bethany tuvo la impresión de que todos podían llegar a pensar que ella quería quedarse a solas con Duncan. Creía haberlo percibido en las miradas de los tres, y en sus posteriores gestos. «Pero nada más lejos de la realidad», se había dicho ella a sí misma.

—No te preocupes: no hace falta —le dijo Duncan, y quitó importancia a este hecho. Pero, al ver el gesto de incomprensión por su respuesta, y temiendo que pudiera parecerle mal, rectificó—.

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