Tres mujeres by Lisa Taddeo

autor:Lisa Taddeo [Taddeo, Lisa]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Sexualidad
editor: ePubLibre
publicado: 2020-05-04T16:00:00+00:00

Maggie

Durante días, solo hay la más absoluta oscuridad. No se lo cuenta a nadie. No puede contárselo a nadie. Se traga todo el dolor y se lo guarda dentro, como una larga y fría obsidiana del tamaño de su cuerpo. Imagina que la muerte es la única salida.

Aunque pudiera contárselo a alguna amiga, sabe que nadie lo entendería. Con una ruptura de tal magnitud, algunas personas pensarían que sería una liberación, una fuga de la prisión que supone la relación y el hecho de estar tan obsesionada con tu pareja que no disfrutas de las cosas sin sentido como el día de hacer la colada. Pero la realidad es todo lo contrario. El mundo es la prisión de Maggie. Una cárcel gigantesca en la que puede ir adonde quiera. Podría viajar a México, dormir en la arena y follarse al primero que apareciese. Podría ganar la lotería o quedarse embarazada. Lo irónico es que no quiere nada de eso. Quiere estar en los únicos 1400 centímetros cúbicos de hueso a los que no se le permite acercarse.

No se cuestiona por qué la decisión es solo suya. Entiende que no tiene voz ni voto en el asunto.

Cuando cuelga el teléfono, vomita con violencia en el baño. Solo es bilis. Las baldosas sobre las que se arrodilla están frías y la nieve al otro lado de la ventana ya no le parece bonita. Le dice a su madre que está enferma y no sale de la habitación en todo el día.

Lo más difícil es que era a él a quien se lo contaba todo. Ahora, tendría que acudir a una de las personas a las que había abandonado. ¿Sammy? No conocía los abismos internos de Maggie. ¿Sus padres? Tenían bastante con sus propios demonios y Aaron la había ayudado a aceptar sus limitaciones. La había ayudado a superarlo. ¿Sus hermanos y hermanas? Tenían sus propios hijos y sus propios miedos y problemas. Vivían lejos y, cuando hablaban por teléfono, siempre se distraían con algún niño en el regazo y había alguien a quien recoger en algún campo. ¿Alguien más en Dakota del Norte? Los conocidos que eran buena gente pero miopes y que podían ser peligrosos. No iban a ayudarla, no la querían.

Después de la llamada fatal, empieza a caer un diluvio de proporciones bíblicas en alcance y duración. Se cancelan las clases de toda la semana. Maggie se encierra en su habitación durante días y no prueba bocado alguno. Los ataques de pánico son violentos y frecuentes y a menudo se producen durante las horas de sueño. Las personas que dicen que dormir es placentero no tienen en cuenta las pesadillas. Incluso cuando no se sueña, mientras duermes no eres consciente del breve alivio del dolor. Dormir no es placentero, solo estúpido. Es una pausa en el tiempo, una pausa del dolor.

Lo único que consigue el sueño es reiniciarla, así que, cada vez que se despierta, tiene que revivir lo que ha ocurrido y asimilar de nuevo las palabras del amor de su vida:

—Se ha acabado.

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