La industria del libro by Jason Epstein

La industria del libro by Jason Epstein

autor:Jason Epstein [Epstein, Jason]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Comunicación
editor: ePubLibre
publicado: 2001-01-01T00:00:00+00:00


4. ADIÓS A TODO AQUELLO

Los jóvenes de talento, hombres y mujeres, que habían fundado sus editoriales en los años veinte y ofrecido la literatura del modernismo a los lectores norteamericanos, arriesgando su fortuna y su destino por Faulkner y Joyce, Proust, Gide, Lawrence, Stein, Stevens y Pound, pronto desaparecerían, así como su personalísima y artesanal forma de editar libros. No eran, por supuesto, los únicos editores distinguidos que florecieron en los años de entreguerras. Estaban también Harper y Scribner, en cuyo catálogo figuraban Hemingway y Fitzgerald; Harcourt, Brace, que publicó a Eliot y a varios escritores del grupo de Bloomsbury; Macmillan y las editoriales de Boston, Houghton Mifflin y Little, Brown; y W. W. Norton, con sus traducciones de Freud y su excelente catálogo de música. Pero esas empresas consolidadas desde antiguo sufrirían también las transformaciones que ya habían empezado cuando entré en Random House, en 1958. Al principio los cambios eran imperceptibles. Al igual que mis colegas, supuse que Random House, a comienzos de los años sesenta era una estrella fija dentro de su universo. Sólo poco a poco vi que este universo estaba también cambiando.

Desde sus orígenes, hace casi dos siglos, hasta el decenio de los sesenta, cuando el éxodo hacia las afueras de las ciudades y la hegemonía de los centros comerciales alteraron radicalmente el mercado del libro, la industria editorial norteamericana había seguido una pauta histórica. Los editores enviaban los manuscritos a un cajista para que los compusiera, a mano hasta la invención en 1884 de las linotipias y, tres años más tarde, del monotipo, el sistema de composición en caliente que permitía fundir el plomo en tipos sueltos y obtener nuevos caracteres a partir de matrices ya compuestas. Una vez ajustada y atada la composición, se entregaba el molde al impresor y se colocaba sobre una prensa, de la cual salían hojas impresas que luego se doblaban y se ordenaban por signaturas —o pliegos—, se cosían y se encuadernaban: era en esencia el mismo procedimiento que se había utilizado desde Gutenberg. El olor a tinta y a metal caliente que impregnaba las imprentas de Varick Street, donde Random House imprimía algunos de sus títulos a principios de los años sesenta, probablemente habría resultado familiar a los impresores renacentistas de Verona. A comienzos del siglo XIX se habían introducido algunas innovaciones. En 1810 se inventaron las prensas de vapor, y en 1846 las planchas de estereotipo permitieron la producción de tiradas más largas y de este modo reducir el coste de cada ejemplar. El impresor enviaba los libros al almacén de la editorial, y desde allí se enviaban a los libreros que previamente habían hecho pedidos a través de los comerciales de la editorial. Algunos libros —colecciones, por ejemplo, y ediciones lujosamente ilustradas, como Birds of America, de Audubon— se vendían por suscripción. Pero la mayor parte se vendía en las librerías que con el cambio del siglo habían abierto sus puertas en cientos de ciudades y pueblos de todo el país.

Una peculiaridad del comercio de



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