Trampa de amor by Angie Ray

Trampa de amor by Angie Ray

autor:Angie Ray
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántico
publicado: 2004-08-09T22:00:00+00:00


CAPÍTULO 7

HEATHER se alejó patinando. Sam se quedó mirándola y clavó las uñas en la acera. ¿Cómo podía ser tan caradura? Le estaría bien empleado que sedujera a Brad. Desde luego, sería una buena forma de romper su compromiso. Podría invitarlo a casa y llevarlo a su dormitorio. Podría ponerse de puntillas,

agarrarlo del cuello y besarlo...

¿Pero en qué estaba pensando? Brad era su amigo. No podía hacerle aquello. Además, no era una seductora. Aunque lo intentara con todas sus fuerzas, no lo conseguiría.

¿O sí?

Recordó cómo la había mirado hacía unos minutos, igual que en el laberinto, como si la fuera a besar...

No. Era un hombre prometido. No se le pasaría por la cabeza besar a otra mujer que no fuera su futura esposa. ¿verdad?

Tal vez, había sido solo curiosidad por besar a otra mujer precisamente porque se iba a casar en breve. Tal vez, Brad se preguntara cómo sería besarla. Ella también se lo preguntaba y...

Por Dios.

Se quitó el otro patín mientras se decía que, probablemente, la iba a besar en la mejilla o en la punta de la nariz o en la frente. Seguro que no la iba a besar de verdad. Si lo hubiera hecho, todo se habría complicado. Su amistad se habría visto seriamente dañada.

Y su amistad significaba demasiado para ella como para permitir que aquello sucediera.

Sam no pudo dormir bien aquella noche.

En su pequeño apartamento hacía un calor insoportable y no podía dejar de soñar con una gaviota de ojos azules que besaba a otra de pelo castaño y le decía «solo somos amigos».

El lunes por la mañana, fue a trabajar con ojeras y consiguió que Jeanette y Kristin se miraran de forma extraña.

—¿Qué pasa? —preguntó a la defensiva.

—Ya te dije que era una locura que fueras a una carrera de patines —contestó Kristin—. Pareces un cadáver.

Jeanette, ataviada con un traje gris que la hacía parecer una funcionaria de prisiones, la miró preocupada.

—¿Qué te ha pasado? ¿Te has hecho algo? —No, estoy bien —le aseguró Sam observando que el vestido de la señorita Blogden no estaba en el maniquí—. Solo un poco magullada. —¿Has quedado como una tonta delante de Heather? —preguntó Kristin con su acostumbrada falta de tacto.

Sam la miró y suspiró.

—Más o menos. Se puso desagradable cuando me vio lo mal que patinaba y yo recé para que Brad se diera cuenta, pero no fue así —admitió desplomándose en el sofá—. No hay nada que hacer. Brad va a estar fuera una semana y no sé qué hacer.

—Mejor así —apuntó Jeanette escribiendo en el ordenador—. Desde el principio me ha parecido una locura que interfirieras entre ellos.

Sam se estaba empezando a cansar de la falta de apoyo de sus hermanas. ¿Qué había sido de la lealtad fraternal? No parecían entender lo importante que era salvar a Brad.

—Además, nadie puede hacer que Heather parezca una mala persona.

—Solo mamá —apuntó Kristin de forma distraída mientras se ocupaba de unas cajas—. Ella sí que es capaz de sacar a cualquiera de sus casillas.

—¡Kristin! —la regañó Jeanette. —¿Qué has dicho? —preguntó Sam.



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