Todos en mi familia han matado a alguien by Benjamin Stevenson

Todos en mi familia han matado a alguien by Benjamin Stevenson

autor:Benjamin Stevenson [Stevenson, Benjamin]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Grupo Planeta
publicado: 2023-03-20T16:09:31+00:00


Capítulo 24

La parte trasera del camión contaba con una de esas puertas corrugadas enrollables que se esconden en el techo. En el borde descansaba una taza de café vacía. La llave giró sin mayor problema. Giré la manija noventa grados. Tenía la sensación de estar viviendo un momento crucial, así que hice una pausa para mirar a las otras tres personas que me rodeaban. Erin se frotaba las manos, ansiosa por saber si al fin me ganarían con lo que viera, y tal vez para contarme lo que Michael se había reservado. Sofía había esbozado una mueca petulante con la que esperaba que salieran a la luz los secretos de Michael. Crawford estaba impaciente. Había hecho todo lo posible, con la voz más autoritaria que había podido poner, para exigirnos que regresáramos inmediatamente al albergue, pero di por supuesto que tampoco intentaría detenernos con grandes alharacas. Y no me equivocaba: al saberse desairado, había decidido seguirnos para asegurarse de que no hiciéramos ninguna estupidez. ¿Yo? Me preparaba para llevarme una buena decepción. Como le había dicho a Michael, lo único que podía dejarme sin palabras era, como mínimo, una nave espacial.

Levanté la puerta unos pocos centímetros. Primera observación: no explotó. (Que te parecerá una locura, pero me había planteado muchísimas posibilidades, y la de que el camión estuviera amañado para que explotara era, y me avergüenza admitirlo, una de las menos marcianas.) No lo abrí despacio por darle suspense al asunto: las juntas de la puerta estaban congeladas. Tuve que pegarle un buen empujón para abrir una hendidura que nos permitiera ver apenas una porción de la oscuridad que había dentro. No llevaba guantes y noté una sensación de quemazón en las manos al entrar en contacto con el gélido metal. Hice ademán de darle otro empujón cuando una mano me agarró del brazo para detenerme.

—Puede que esto solo lo tengas que ver tú —me dijo Erin—. Primero.

Erin claramente sabía algo de lo que había en el camión. A fin de cuentas, había ayudado a Michael a desenterrarlo. Debía de pensar que se trataría de dinero, o al menos de objetos valiosos, y teniendo en cuenta la necesidad de transportarlos con un camión, debía de haber un buen montón. «Michael me dijo que me fiara solo de ti.» Michael me había dicho lo mismo en persona, que era la única persona en la que confiaba solo porque había testificado contra él. Había accedido a que lo recluyeran en un armario de calcetines pútridos solo para darme las llaves en privado. Se suponía que Sofía y Crawford no debían estar presentes. Erin tenía razón.

—Necesito un momento para ver lo que haya por mi cuenta. —Levanté la voz por encima del viento—. Podríais... correr peligro.

Sabía que era una excusa pobre. Sofía puso los ojos en blanco. Me pregunté si la fastidiaría más sentirse excluida o si cada vez que me posicionaba con Erin o Michael se veía más lejos de una porción del dinero. Se me pasó por la cabeza que tal



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