Tienes hasta las 10 by Francisco Castro

Tienes hasta las 10 by Francisco Castro

autor:Francisco Castro [Castro, Francisco]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2013-12-31T16:00:00+00:00


29

No eran ni las ocho de la mañana y ya estaba saliendo por la puerta. Había quedado con el notario a las doce, así que podía ir con calma para tomarme un café antes de ir a mi casa —me costaba pensar en esos términos: «mi casa» era la de Coruña, no la de Vigo—. Dejé a Celia durmiendo. Era increíble que no se hubiese despertado a pesar de haberme levantado tan temprano. Dormía como un tronco, sin duda, y por decir un tópico, con la conciencia muy tranquila. Y por añadir otro: agotada después de una noche movidita. Era una mujer increíble, maravillosa, perfecta para mí en todos los sentidos. No solo era guapa. No solo era apasionada hasta la locura en el amor, sino que además estaba siendo amiga y acompañándome, con la mejor de las energías, en esta batalla rara que estaba manteniendo con mi padre muerto desde hacía una semana en busca de una verdad que —de eso estaba seguro— lo cambiaría todo para siempre.

Cerré la puerta, feliz de saber que Celia se quedaba allí, en mi casa, y sobre todo de saber que cuando volviera seguiría en mi vida.

Fui todo el trayecto en compañía de los Beatles, esos viejos amigos que llevan conmigo toda la vida, también sin fallarme nunca, diciéndome, en muchas ocasiones, las palabras que necesitaba oír para no decaer y seguir adelante. Como ahora. Sonaba «Don’t Let Me Down», una bonita canción de amor compuesta por Lennon para Yoko Ono cuando comenzaban su relación y él estaba lleno de miedos pensando que tenía que romper su primer matrimonio, lleno de inquietudes también por si la historia que comenzaban juntos salía mal. Aquel verso, «I’m in love for the first time», «Estoy enamorado por primera vez», siempre me había impresionado. Decía que a pesar de que creía haber estado enamorado muchas veces, pese a haber estado con muchas mujeres, aquella era la primera vez que con total seguridad sentía que lo estaba, que otras veces no había sido amor, sino otra cosa. Era así como me sentía respecto a Celia. Enamorado por primera vez. A diferencia de otras historias de amor que había vivido antes, sabía que esta era distinta, que no tenía nada que ver con ninguna otra ni probablemente con ninguna que pudiese vivir en el futuro.

Debió de ser por eso que aquella mañana me parecía que todo tenía más luz. Aquella sensación de felicidad me acompañó durante todo el viaje, por lo que organizar las ideas fue un poco más fácil.

Fui repasando lo que me esperaba aquel día. Primero aparcaría cerca de casa. Se halla en Teis, uno de los barrios periféricos de la ciudad en el que conviven las casas baratas del franquismo, fuente de conflictos, nido de drogas y otros problemas, con las casas de «buena familia», como la mía. La nuestra, en la calle Purificación Saavedra, era una finca grande, cerrada por un muro enorme de granito, con una vivienda de dos plantas y un garaje en el que cabían perfectamente dos coches.



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