Historias de Plinio by Francisco García Pavón

Historias de Plinio by Francisco García Pavón

autor:Francisco García Pavón [García Pavón, Francisco]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Policial, Humor
editor: ePubLibre
publicado: 1971-12-31T16:00:00+00:00


* * *

Como una hora después, Plinio, acompañado de don Lotario, entraba en casa de don Onofre.

Entraron en el comedor y don Onofre estaba sentado donde lo dejase Plinio.

—Adelante —dijo el dueño de la casa con gran serenidad mientras introducía un pliego de papel en un sobre—. Perdonen un momento —dijo mientras escribía una dirección en el sobre—. Es el borrador de mi testamento —añadió con gran calma.

Plinio y don Lotario se miraron un poco confundidos.

Don Onofre sorprendió la mirada y sonrió. Luego se miró las manos.

—Has ido a hablar con mi mujer, ¿verdad?

—Sí.

—¿Y qué? ¿Has sacado algo en claro?

—Las pruebas están contra ella —dijo Plinio sin titubear.

—Las pruebas… mienten —dijo don Onofre con solemnidad—. Yo maté a la Antonia y a Carmen.

—¿Por qué? —dijo Plinio sin pestañear.

—Porque quería casarme con Joaquinita.

—Es una buena razón. ¿Y qué tenía que ver Antonia con eso?

—Antonia sabía que yo tenía relaciones con Joaquinita.

—Podía usted haberla despedido…

—Le hubiese dado un gran disgusto a Carmen.

—Mayor disgusto le dio matando a su vieja criada y… luego a ella —dijo don Lotario.

—¿Cómo la mató? —preguntó Plinio, rápido.

—Pues… me vestí de máscara.

—¿Cómo?

—Con una sábana…, esa sábana. La esperé en el callejón de la vaquería y…

—Y luego, ¿qué hizo?

—Me fui al baile y escondí la sábana y el bastón en una alfombra.

—¿Dónde estaba la alfombra?

—En… en un pasillo interior.

—Y luego salió usted del baile vestido de paisano, tal como va ahora.

—Eso es.

—¿No le parece que era algo expuesto?

—No; a mí me gustaba dar una vuelta siempre por los bailes con los amigos.

—Pero esta vez salió solo.

—Sí.

—¿Por dónde salió de su casa?

—Por la portada.

—Y a doña Carmen, ¿cómo la mató?

—Le eché un veneno en la medicina.

—¿Qué veneno?

—Estricnina.

—¿Dónde la compró?

—La tenía yo.

—Todavía le quedará… Enséñemela. —Y cambiando el tono de su voz, espetó—: Usted no mató ni una mosca, don Onofre. Pero de todas formas véngase al Juzgado a firmar esa declaración.

Don Onofre, de pronto, empezó a sollozar, al tiempo que se levantaba y obedecía el mandato de Plinio.

—Se trata de mi hijo, Manuel, de mi único hijo…



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.