Tiempo de familia by Tània Juste

Tiempo de familia by Tània Juste

autor:Tània Juste [Juste, Tània]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Maeva Ediciones
publicado: 2020-09-15T22:00:00+00:00


1946

Nuevos tiempos en Can Giner JAN GINER SE despertó de madrugada. Con la primera luz del alba salió de entre las sábanas con cuidado de no despertar a Neus y se asomó a la ventana. Desde su dormitorio las vistas eran espectaculares, sobre todo a esa hora del día. Se giró hacia su esposa y la contempló tumbada de perfil. Tenía la piel blanca y el pelo color trigo esparcido como un abanico por toda la almohada. Preciosa Neus. Conservaba los rasgos finos y ese frescor juvenil de cuando se casaron. Jan se aseó y se vistió sin hacer ruido y, acto seguido, bajó por las escaleras. Se fue directamente a la cocina, dispuesto a comer algo antes de salir al campo. La masovera apareció pronto para darle los buenos días y no dejó escapar la oportunidad de reconvenirlo por lo poco que comía.

–Su padre comía el doble, señor Jan –refunfuñó, moviendo la cabeza a un lado y a otro–. Lo bien que le sentaría coger un poco más de peso.

El tono era el de siempre, el que usaba con él desde que era pequeño, aunque se había acostumbrado a hablarle de usted desde que regresó de Francia. A pesar de que para ella seguía siendo el niño Giner que, años atrás, llevaba pegado a sus faldas, no debía olvidar que ahora gobernaba la masía. Ventura Giner imponía con su sola presencia. ¿Quién no había temblado de miedo alguna vez ante los arranques de genio del indiano? No eran frecuentes, ¡pero cuando el amo se enfadaba, más valía ponerse a cubierto! Jan era distinto. La masovera no lo había visto jamás, ni siquiera de pequeño, enfadado de verdad. «Demasiado blando», le oyó decir alguna vez al padre; «demasiado protegido», había pensado siempre ella. Cuando era un bebé, le cambiaron la nodriza porque no ganaba suficiente peso. Luego todo fue bien, durante unos años, hasta que ocurrió lo del pozo del abuelo, un incidente que podría haber acabado en tragedia si no hubiese sido por Roser. Ángela siempre había dicho que ese pozo estaba maldito, desde que el primer amo Giner se lanzara en él. Ay, si la hermana mayor no hubiese visto al heredero de los Giner subirse al pozo, si no hubiese llegado a tiempo… pero mejor no pensar en ello. A partir de ese momento, la señora Mercè lo mantuvo siempre cerca de ella, demasiado tal vez, para un muchacho que ya había cumplido los cinco años y necesitaba correr, saltar y jugar como sus hermanas. Pero el susto había sido terrible. Al crecer, el niño heredó el refinamiento de su madre, como si estuviera hecho más para la ciudad que para el campo. No obstante, la masovera llevaba observándolo desde su regreso de Francia y había podido comprobar su capacidad de trabajo. No le cabía duda de lo mucho que amaba esa tierra. Se pasaba el día entre el despacho y la bodega, a veces se lo veía rondar por los campos. Parecía tener muchos conocimientos técnicos



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.