Soy todo un personaje by Sylvia Marx

Soy todo un personaje by Sylvia Marx

autor:Sylvia Marx
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántico, Novela
publicado: 2017-03-06T23:00:00+00:00


Luego empezaron a hablar entre ellas y yo allí en medio, como un poste, sin saber qué hacer salvo sonreír sin ganas o tratar de comentar algo de vez en cuando, poco más. Me excusé y fui al lavabo para hacer tiempo. Después la busqué con la mirada, pero Ella, desde luego, parecía muy interesada en entablar conversación con algunas personas de ese círculo. No sabía dónde meterme. Era una de esas situaciones en las que te cuesta encontrar tu sitio, entre grupos que conversan animadamente, risas o poses en las que no acabas de encajar. En ese momento, precisamente, Ella hablaba con la única pareja que yo conocía de otras veces: su agente, su representante literaria, y la aburrida mujer, una tipa con gafas de pasta que apenas hablaba, bastante reservada.

Después de saludarlos, mi chica discretamente me agarró por el codo y me arrastró hacia el fondo del salón. Sus ojos brillaban, chispeaban como centellas.

—Mira, Willy, esa de allí —señaló hacia el fondo—, ¿ves a esa hortera rubia teñida? Bueno, pues su marido, ese alto que está al lado, el de barba, es el editor norteamericano que ha comprado o absorbido, o lo que sea, los dos sellos más importantes. Tengo que hablar con él…

—Vale, ¿quieres que te acompañe?

—Joder, Willy, ¡no! ¿No lo entiendes? —Entornó los ojos y suspiró con impaciencia—. Tú vete a dar una vuelta por ahí.

—Vale, casi lo prefiero —repuse algo cortante.

—Mira, es que… me pones nerviosa…

—¿Yoooo?

—No puedo estar pendiente de ti todo el tiempo, joder, Willy. Tú no sabes moverte en estos temas culturales, no tienes nada de que hablar…, pero aun así te he tenido en cuenta y te he traído conmigo, ¿no?

Alucinado, desencajado, di media vuelta, en cuanto ella se encaminó hacia el tipo de la barba. ¿Eran imaginaciones mías o mi chica estaba avergonzada de mi nivel cultural? ¿Qué se suponía que tenía que hacer yo? ¿No era suficiente para ella, intelectualmente? ¿Sólo me quería para lucirme como si fuese un puto florero?

Necesitaba respirar. Me aflojé el nudo de la corbata, que me estaba ahogando. Vi las dos grandes puertas de la terraza abiertas y decidí salir.

Había unas vistas espectaculares y se respiraba aire fresco. Desde allí, apoyado en la barandilla, con un gin-tonic en la mano, contemplé durante un buen rato las luces nocturnas de la ciudad. La luna estaba casi llena. Me abstraje mirándola y, en aquella terraza del ático, me dio por pensar, por primera vez, en todo aquello.

Llevaba meses tratando de no dar una importancia excesiva a los cambios que estaban produciéndose, pero… lo de hoy me llevaba a la conclusión lógica que trataba de evitar. Por un lado, disculpaba sus desplantes, su prepotencia, su mal humor conmigo, porque estaba viviendo situaciones nuevas y no debía de ser fácil ese mundo literario. Pero, por otro, me hacía parecer un gilipollas a su lado, corrigiéndome a cada momento, avergonzándose quizá de que no llegase a su nivel académico…, salvo cuando se trataba de presumir de hombretón delante de las chicas.



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