Silencio by Becca Fitzpatrick

Silencio by Becca Fitzpatrick

autor:Becca Fitzpatrick [Fitzpatrick, Becca]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Fantástico, Juvenil, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2011-10-04T04:00:00+00:00


Capítulo

En ese preciso momento se oyó el chirrido de unos neumáticos. Hank estaría orgulloso: sus hombres no abandonaban tan fácilmente.

Jev me arrastró detrás de una destartalada pared de ladrillos.

—No alcanzaremos el Tahoe antes que ellos, e incluso si lo lográsemos, no pienso meterte en una persecución en coche contra los Nefilim. Ellos saldrán ilesos si el coche vuelca o choca, pero puede que tú no. Será mejor que intentemos escapar a pie y regresar al coche cuando se hayan ido. A una manzana de aquí hay un club nocturno. Un lugar poco recomendable, pero podemos ocultarnos allí. —Me cogió del codo y me empujó hacia delante.

—Si los hombres de Hank registran el club, y de no hacerlo serían unos estúpidos puesto que verán el Tahoe y sabrán que vamos andando, me reconocerán. Las luces del almacén se encendieron cinco segundos antes de que me arrastraras fuera. Alguien debe de haberme visto. Puedo ocultarme en el lavabo, pero si hacen preguntas por ahí, no tardarán en descubrirme.

—El almacén donde te metiste está destinado a los nuevos reclutas. Tendrán dieciséis o diecisiete años, contando en años humanos, y hace poco que prestaron juramento; eso equivale a menos de un año para un Nefilim. Soy más fuerte que ellos y tengo más práctica cuando se trata de manipular cerebros. Te hechizaré. Si nos miran, verán un tío vestido con pantalones de cuero negro que lleva un collar con pinchos y a una rubia platino enfundada en un corsé y botas militares.

De pronto me sentí un poco mareada. Un hechizo. ¿Era así como funcionaban los trucos mentales? ¿Por encantamiento?

Jev me levantó la barbilla y me miró a los ojos.

—¿Confías en mí?

Confiar o no daba igual, porque la verdad es que no me quedaba más remedio. La alternativa era enfrentarme a los hombres de Hank a solas, y podía adivinar cómo acabaría eso.

Asentí con la cabeza.

—Bien. Sigue caminando.

Seguí a Jev y entramos en una antigua fábrica que ahora funcionaba como el club nocturno Bloody Mary’s. Jev pagó la entrada. Tardé unos minutos en adaptarme a los focos de luz estroboscópica blanca y negra. Habían derribado las paredes interiores creando un espacio abierto, repleto de cuerpos que giraban. La ventilación era escasa y de inmediato me golpeó un olor a sudor mezclado con perfume, humo de tabaco y vómito. La clientela era más de quince años mayor que yo, y yo era la única que llevaba pantalones de pana y coleta, pero los trucos mentales de Jev debían de estar funcionando porque en medio del mar de cadenas, cuero, pinchos y medias de red, nadie parpadeó al verme.

Nos abrimos paso hasta el centro de la multitud, donde podíamos ocultarnos sin perder de vista las puertas.

—El plan A es quedarse aquí y esperar a que se larguen —gritó Jev, alzando la voz—. Finalmente tendrán que abandonar la búsqueda y regresarán al almacén.

—¿Y el plan B?

—Si nos siguen hasta aquí, saldremos por la puerta trasera.

—¿Cómo sabes que hay una?

—Ya he estado aquí. No me gusta, pero es mi lugar favorito cuando se trata de los de mi clase.



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