Shadows by Jennifer L. Armentrout

Shadows by Jennifer L. Armentrout

autor:Jennifer L. Armentrout [Armentrout, Jennifer L.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Ciencia ficción, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2012-02-20T05:00:00+00:00


11

Lo único que podía hacer Bethany era mirar fijamente a Dawson. Eso era prácticamente lo único que era capaz de hacer. ¿De verdad era un alienígena? La parte lógica de su cerebro no dejaba de decir cosas como: «Esto es tan solo una alucinación o un sueño». O: «Esto es el comienzo de una enfermedad mental». A lo mejor Dawson nunca había existido siquiera, pero, claro, eso no tenía ningún sentido. Estaba bastante segura de que había visto a otras personas interactuando con él. A menos que sus alucinaciones fueran de un nivel tan épico que simplemente creyera haber visto a otras personas…

—Bethany —dijo Dawson en voz baja, interrumpiendo sus pensamientos.

El corazón de la chica le dio un fuerte vuelco.

—Esto es real, ¿verdad?

El rostro de Dawson se contorsionó, como si estuviera sufriendo.

—Sí, es real.

La gente loca probablemente hiciera esas cosas a todas horas. Preguntar a sus amigos alienígenas imaginarios si eran reales, y por supuesto que dirían que sí.

Se colocó las manos contra las mejillas y después se recorrió el pelo enredado con ellas. ¿La gente loca también se enrollaba con sus alucinaciones? Porque puede que aquel fuera probablemente el único lado positivo de todo aquello.

Dawson le puso una mano en la rodilla.

—Ni siquiera soy capaz de comenzar a entender por lo que estás pasando. Realmente no puedo, pero te prometo que esto es real y que no estás loca. —Le apretó la pierna—. Y siento muchísimo hacer que te sientas así, y que lo hayas descubierto de este modo.

—No te disculpes —replicó ella con voz ronca—. Es solo… que es mucho para comprender. O sea, es que nunca había pensado realmente en alienígenas. Es decir, había pensado que a lo mejor sí que existían en alguna parte… pero no, no sé si creía en ellos realmente. Y tú no puedes ser un alienígena. —Volvió a reír, y después hizo una mueca. Todo sonaba como una completa locura—. Simplemente te he visto… brillando, pero era más que brillar. Eras luz, ¿verdad? Una forma humana de luz… brazos y piernas hechos de luz.

Dawson asintió con la cabeza.

—Nos llamamos Luxen. En nuestras formas auténticas no somos más que luz, pero… no es lo que piensas. Se nos puede tocar… tenemos forma y solidez.

—Forma y solidez —tartamudeó ella.

—Sí. —Bajó las pestañas, y en ese momento parecía terriblemente joven y vulnerable—. Venimos de un planeta llamado Lux. Bueno, se llamó así una vez. Ya no existe, lo destruyeron. Pero, en fin, eso no tiene nada que ver. Hemos estado yendo y viniendo de aquí de vez en cuando desde hace cientos de años, si no miles.

El estómago de Bethany se retorció.

—¿Tan… tan viejo eres?

—No. ¡No! —Dawson se rio y levantó la mirada—. Tengo dieciséis años. Vinimos… (mi familia y yo), cuando éramos niños, muy pequeños, y envejecemos, igual que vosotros.

—¿Vinisteis en nave espacial?

Estuvo a punto de reírse otra vez, pero se las arregló para controlarse. Una nave espacial… Una maldita nave espacial. Dios santo, jamás había pensado que fuera a pronunciar esas palabras. Aquello era… uf.



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