Romance de ciego by Angeles De Irisarri

Romance de ciego by Angeles De Irisarri

autor:Angeles De Irisarri
La lengua: es
Format: mobi
Tags: Histórica
publicado: 2011-03-08T23:00:00+00:00


Aquella Navidad, en casa de Arriazu se supo que había mejorado sensiblemente la salud del teniente León Dulce y que muy pronto, en quince días o un mes, sería dado de alta. Se conoció por doña Amelia, su madre, que se presentó a felicitar las Pascuas y a decirle a Cósima:

—¡Cósima, hija, el año que viene iremos de boda...!

Y a Olimpia:

—Doña Olimpia, Cósima pronto será la reina de América... Se lo digo por la herencia de León, que es una enorme hacienda que va de norte a sur de Argentina, digo yo que será un corredor de ganado, porque allí hay mucha vaca, o una franja de tierra fértil...

Claro que Cósima intervino:

—No sé, madrina, por qué me habla de boda, si León no me ha felicitado las Pascuas...

—¡Ah, siempre ha sido hombre poco hablador...! Fíjate que ni a mí ni a sus hermanas, antes de entrar en el sanatorio, nos contó nada de la guerra de Cuba ni dónde ni cómo ganó las medallas que trajo, ni de las trochas que recorrió ni de las quebradas que subió y bajó a lomos de su caballo... Y eso que yo no me separé de él mientras estuvo en casa, salvo para ir a misa... Además, en el tiempo que ha estado recuperándose en el sanatorio, no ha tenido con quien hablar... Imagínatelo, todo el día en la terraza de su habitación, sentado en un sillón, tapado con varias mantas en invierno, con una en primavera y el otoño, sin manta en verano, mirando a los montes, respirando el aire puro que tanto bien le ha hecho para su curación... ¡Y tampoco le gusta escribir...!, porque en este tiempo me ha enviado algún telegrama que otro... Pero yo sé, porque una madre sabe lo que piensa y siente su hijo aunque esté lejos, que te adora... Que te adora desde el día de tu bautizo, te lo aseguro sin tener que hacer memoria... Hable usted, Olimpia, con su marido sobre la boda...

—Bueno, hablaré con Luis y con Cósima.

Y así terminó Olimpia aquella conversación y pasó a hablar de trapos, de que iría vestida al baile de Fin de Año al Mercantil con un vestido azul «Emperatriz» de muselina de seda, todo él cortado en una sola pieza...

—¡Ah, yo no iré, hasta que no vuelva mi hijo no iré a ninguna parte!



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