Por qué me hice puta: Segunda parte (Spanish Edition) by Didi Anony

Por qué me hice puta: Segunda parte (Spanish Edition) by Didi Anony

autor:Didi Anony [Anony, Didi]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2021-01-19T07:00:00+00:00


7.

—Enhorabuena, espero que te llamen pronto —dijo Enric cuando se lo conté, mientras cenábamos pizza en el sofá de mi apartamento.

—Gracias… Puede que tarde, supongo que las chicas que llevan más tiempo tendrán preferencia para las ofertas —dije, un tanto perpleja.

—Bueno, no tienes prisa. Tienes tu trabajo en la tienda, y si te sale algo de esto un fin de semana, pues mejor. Solo me fastidiaría si hubiéramos hecho planes, pero bueno, si paga tanto como dices merece la pena.

No entendía que se lo hubiera tomado tan bien. ¿Se lo había vendido demasiado bonito?

—Claro… Oye, Enric, no sé si me has entendido. En este trabajo puede que tenga que irme con algún ricachón en su barco, con muy poca ropa, o ir a una fiesta de acompañante, o a una sala VIP de una discoteca…

—Sí, te he entendido. Pero sé que no aceptarías nada más, así que me quedo tranquilo. Además, me da morbo, quiero que luego me lo cuentes todo.

—¿En serio? —pregunté riendo.

No me esperaba aquello de Enric. Ya lo había vivido con Iván, que le gustaba hacerlo en público y le excitaba, pero Enric me había parecido mucho más formal y centrado. ¿Eran todos los hombres tan enviciados, o solo los que se me arrimaban a mí?, pensé azorada.

—Sí, me da cosa admitirlo —habló cabizbajo—, pero aquella noche, cuando lo hicimos la primera vez, me dio mucho morbo que te vieran desnuda…

Solté una carcajada.

—Cualquiera lo hubiera dicho. Parecías un manojo de nervios, tan incómodo que hubieras preferido que te tragara la tierra. —Negué con la cabeza, incrédula—. ¿Así que te pone que me vean?

—Sí… Ya no necesito ver porno en mis ratos a solas, solo pienso en eso y… —se echó a reír, ruborizado.

—Me alegro de que te acuerdes de mí en esos momentos —le dije entre risas, asintiendo. Me gustaba de Enric que soltaba las cosas alegremente, sin miramientos.

—Sí, cuando hemos ido a la playa y enseñas las tetillas, me tengo que poner bocabajo —reconoció con una sonrisa traviesa.

—Ya, de eso ya me había dado cuenta.

Desde que estábamos juntos solo había hecho suficiente calor para ir a la playa un puñado de veces y, fiel a mi determinación de ser correcta, solo había hecho topless estando en pareja, sin sus amigos; además, a ellos solo los veía cuando quedaban para practicar algún deporte, no eran mucho de tirarse en la playa y dejar pasar las horas. Como Enric, llevaban la actividad en la sangre.

—¿No decías que no te gustaría que trabajase de gogó en una discoteca? También me mirarán si tengo que darme paseítos por una sala privada.

—Sí, pero no es lo mismo. Delante de todo el mundo sería degradante, tendrías que aguantar todo tipo de comentarios, la gente en masa aprovecha el anonimato para asalvajarse. En una sala VIP hay poca gente, y se supone que con cierto nivel… Si lo que te ofrece Markus es cierto, parece que está claro que te tienen que respetar. Y si no, les mandas a la mierda.

—Está bien —le



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