Piel de Marfil by Catherine Brook

autor:Catherine Brook [Brook, Catherine]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-11-06T00:00:00+00:00

* * *

Ivory llegó a su casa alrededor de las once. Patrick la estaba esperando. Paseaba de un lado para otro mientras su madre intentaba tranquilizarlo.

A ella le sorprendió que estuviera despierto.

—¿Se puede saber dónde estabas? —le recriminó el joven—. ¡Llevo preocupado toda la mañana!

—Por toda la mañana se refiere a una hora, desde que se despertó y un criado le dijo que no habías regresado en toda la noche. Ni siquiera sabía que habías salido —intervino su madre con calma. La baronesa estaba sentada en uno de los sillones del vestíbulo con aspecto cansado.

Patrick fulminó a su abuela con la mirada.

—Eso no responde a mi pregunta. ¿Por qué sales y no dices a nadie a dónde vas?

—Vaya, ¿no es eso lo que tú haces todas las noches? —replicó Ivory con ironía.

No estaba de humor para tolerar reproches de su propio hijo.

—Es diferente —rebatió con la vergüenza tiñendo su voz.

—Ahora me dirás que eres el hombre de la casa y tienes derecho, o que las mujeres no debemos a hacer este tipo de cosas. Escúchame bien, Patrick. Soy tu madre y no tengo ninguna obligación de dar cuenta sobre lo que hago.

Él se sobresaltó ante su tono. Incluso su propia madre pareció sorprendida. Ivory le hablaba así pocas veces, pero en los últimos días se estaba volviendo muy frecuente tener que recordarle el respeto que merecía.

Desde la última discusión apenas se habían dirigido la palabra.

—Solo estaba preocupado —comentó el joven.

Ivory soltó un suspiro cansado. Estaba a la defensiva, y, al parecer, tanto tiempo junto al duque estaba haciendo que se le contagiara su mal humor.

—Lady Albermale quería que la acompañara a una cena y pasó a buscarme. De regreso, tuvimos un accidente con el coche por culpa de la lluvia, y como estábamos más cerca de su casa que de la mía, me quedé a dormir en su casa.

Se sorprendió a sí misma por la facilidad con la que mintió.

Patrick la miró con suspicacia. No la creía; no por completo. No era tonto, aunque muchas veces actuara como uno.

—¿Y no pudo prestarte algún vestido?

Ivory cruzó los brazos sobre el pecho fingiendo molestia, pero lo que quería era evitar que él notara que no llevaba corsé… Si es que no lo había hecho ya.

—Es más alta que yo, y está más delgada. Me habría visto más ridícula que como estoy.

Por lo menos Victor le había ajustado bien el vestido al final.

—Entiendo —comentó él, no sin escepticismo.

—Voy a adecentarme un poco.

Huyó para no darle tiempo a pensar más sobre su mentira.

Ya en su habitación, pidió que le prepararan un baño, y mientras lo esperaba, reflexionó sobre todo lo que había pasado esa mañana… y ese día. Más allá del vergonzoso encuentro con lady Sherintong, le intrigaba la actitud de Victor. Le sorprendió saber que conocía demasiado bien a sus hijas, a pesar de la distancia con la que las trataba. Eso, muy a su pesar, ponía la balanza a su favor, porque no era un monstruo sin sentimientos, sino un hombre con una intrincada personalidad.

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