Mi Vikingo by R. Cherry

Mi Vikingo by R. Cherry

autor:R. Cherry [Cherry, R.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras, Fantástico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2016-11-01T04:00:00+00:00


Capítulo XVI

Noté como alguien me besaba la mejilla, sentí como si hubiera una persona junto a mí. Abrí los ojos poco a poco, pero no vi a nadie. Padre dormía plácidamente y una oscura sombra cubría toda la gardr. Me senté sorbe el jergón aún tapada por las pieles, miré hacia todos lados pero nada había cambiado, todo seguía igual, salvo que padre había dejado sus ropajes tirados en el suelo.

Me pasé las manos por el rostro, me froté los ojos y fue cuando le vi, ahí estaba. Egil estaba sentado sobre uno de los asientos que deberían estar alrededor de la mesa, observándome con la mirada fija en mí.

—No sabes cuánto anhelaba verte dormir —susurró a la vez que se puso en pie sigilosamente.

Fue acercándose al jergón mientras yo me tumbaba, se agachó y acabó colocándose junto a mí, sentado a mi lado. Me pasó las manos por el cabello, acercó su rostro al mío y nos unió en un fugaz beso, tras este otro, aunque con más ansia que el anterior.

Cerré los ojos, sentí como sus dedos paseaban entre mi cabello, hasta que me quedé completamente dormida.

Algunos rayos de Sól se colaban entre las maderas rotas iluminando el interior de la gardr y desvelándome. Estiré los brazos que acabaron por tocar la madera, giré la cabeza hacia un lado, buscando a Egil pero no estaba. Me pasé las manos por los labios recordando sus besos. Tal vez solo hubiera sido un sueño. Él se marchó antes de que volviera a la gardr.

Saqué las piernas de debajo de las pieles y el frío me envolvió. En nuestra land[90] siempre hacía frío, el sol apenas salía por lo que su calor era escaso.

Miré hacia el jergón de padre, no estaba, debía haberse levantado antes de que amaneciera. Había dejado las pieles sobre el jergón y los ropajes de la noche anterior junto a estas. Me puse en pie, me limpié la cara con algo de agua y me pasé las manos mojadas por el cabello para que fuese más sencillo de cepillar. Cuando ya estaba limpia me vestí con los ropajes de la noche anterior.

Me coloqué un chaleco de piel curtida que me protegería y me mantendría caliente. Salí de la gardr en busca de padre, o de alguno de los guerreros con los que debería estar pasando la mañana. Estaba exhausta, no quería ir de caza, siempre acababa teniendo algún que otro percance, sobre todo desde la llegada del vikingo.

Antes de dirigirme hacia la vangr, me detuve frente a la gardr de Hanna y Göran, golpeé varias veces la puerta. Esta vez no tardaron en venir a recibirme, y fue la mujer quién lo hizo con los cabellos revueltos.

—Heill —le dije con una amplia sonrisa.

—Buenos días, niña.

—Veo que te encuentras mejor.

La mujer asintió a la vez que se recogía el cabello con una cinta.

—Solo venía a ver cómo te encontrabas, vuelve dentro vaya a ser que enfermes.

—Gracias, niña.

Me di la vuelta pero no antes sin darle un abrazo con el que la mujer me dio las fuerzas que me faltaban.



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