Mi baile con el siglo by Stéphane Hessel

Mi baile con el siglo by Stéphane Hessel

autor:Stéphane Hessel
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Autobiográfico
publicado: 2011-10-05T00:00:00+00:00


ARGELIA

¿Podré, por fin, antes de acabar 1996, abandonar la presidencia de la asociación Francia-Argelia que ejerzo desde hace diez años? Hace unos días asistí a un debate organizado por la Liga de los Derechos Humanos acerca de cómo interpretar la elección, en noviembre de 1995, del presidente Zeroual. Había quienes veían en ello una prueba del apego del pueblo argelino a la democracia y quienes habían desenmascarado los amaños y las manipulaciones militares.

Una vez más, constataba que los juicios de mis compatriotas acerca de los habitantes de sus antiguos «departamentos franceses de Argelia» son sesgados. Sobre todo, entre aquellos que pretenden conocerlos mejor que los propios argelinos y que por ese motivo rechazan los testimonios llegados del otro lado del Mediterráneo.

¿Pero de dónde había extraído yo la convicción de que ese pueblo, desgarrado por violencias increíbles, es, en lo más profundo, un socio irreemplazable para todos los ribereños del Mediterráneo, y que saldrá de su drama gracias a su coraje, a su vitalidad, a sus recursos tan mal aprovechados por ellos mismos, a sus riquezas naturales y también riquezas humanas?

Recuerdo los seis años pasados en la Embajada de Francia en Argel, entre los cuarenta y seis y los cincuenta y dos años.

Acababa de pasar cinco años como director de la Cooperación, en el Ministerio de Educación Nacional. Una de mis tareas consistía en poner profesores a disposición de los socios de Francia, en particular aquellos que habían accedido recientemente a la independencia y donde prácticamente no habíamos formado a maestros «indígenas». En nombre de la cooperación cultural, gestionábamos la carrera de más de treinta y cinco mil profesores de todos los niveles, que ejercían su magisterio en universidades y escuelas del mundo francófono: en Marruecos, Túnez, Africa subsahariana, Oriente Próximo y también, en un número importante, en Argelia. Había quienes no podían o no deseaban permanecer allí tras las independencias. A éstos había que repatriarlos a Francia. A otros los tentaba esa forma de cooperación en tierras extranjeras, y era a ellos a quienes teníamos que reclutar en las academias de toda Francia, prometiéndoles una experiencia apasionante y ventajas materiales.

Yo mismo me ocupé de ese «proselitismo» en diversas capitales de departamento, lo que me permitió entrar en contacto con miles de profesores de toda Francia. Fueron encuentros edificantes con respecto al espíritu corporativo y a la vocación profesional de esa parte de la población francesa. Sus sindicatos velaban por que la carrera de los profesores no se viera lastrada por esos destinos provisionales y defendían sus intereses con un vigor a veces cargante. Sin embargo, por mi parte apreciaba su comprensión de los problemas que debíamos resolver y los convertí en aliados.

El inicio de curso en el que hubo que hacer más malabarismos fue, por supuesto, el de 1962, que coincidió con el momento en que Argelia proclamaba su independencia. De los quince mil profesores franceses en Argelia, más de la mitad, empujados por la OAS[40] o asustados por el FLN[41], habían decidido regresar a Francia. Había que conseguirles destinos, y preferentemente cerca del Mediterráneo.



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