Maztica 1 by Douglas Niles

Maztica 1 by Douglas Niles

autor:Douglas Niles [Niles, Douglas]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Fantástica, Reinos olvidados, Maztica
publicado: 2011-06-20T05:00:00+00:00


Gultec trotaba sin esfuerzo por el sendero, una vez más a la cabeza de la columna de guerreros. Su mirada aguda distinguía con claridad todas las vueltas y recodos de la senda, a pesar de ser casi noche cerrada. Gultec sabía que otras columnas como la suya convergían hacia la costa por muchos otros caminos. Para la medianoche, diez mil lanceros y centenares de Caballeros Jaguares y Águilas se concentrarían en el acantilado.

Por ser la ruta más directa hacia la pirámide, podían avanzar sin pérdidas de tiempo, como había ocurrido durante la madrugada al recorrer el camino costero. El caballero percibió la proximidad del mar, en el olor del aire y el frescor húmedo contra su rostro. Pero también sabía por instinto dónde se encontraba. En unos minutos más, la columna alcanzaría la pirámide.

Entonces Gultec escuchó un sonido débil, desacostumbrado en la noche selvática. Hubo más ruidos, y se detuvo; alzó una mano enfundada en una garra, y la columna obedeció la orden. Los guerreros esperaron inmóviles y en silencio.

Los sonidos se hicieron más fuertes; eran los ruidos típicos de gente que se abría paso entre el matorral. Escuchó insultos ahogados en lengua payit, y casi de inmediato percibió la cercanía de muchos hombres sudorosos y asustados.

Una figura jadeante avanzó hacia ellos por el sendero. El hombre no advirtió la presencia de Gultec, hasta que éste surgió de las sombras y lo sujetó por la garganta. El caballero reconoció el tocado de plumas naranja, distintivo de un pueblo cercano. El guerrero sin duda había sido uno de los primeros en llegar a la costa.

--¿Qué significa esto? -preguntó Gultec, su voz como un rugido ronco-. ¿Por qué escapas como una niña?

Los ojos del hombre se abrieron en una expresión de absoluto terror. Soltó un murmullo incomprensible, y Gultec aflojó un poco la presión sobre su cuello.

--¡Los extranjeros! -gimió el guerrero-. ¡Brujería! ¡Nos atacaron! ¡Mataron a muchos! ¡Quedarse significaba morir!

Los músculos de Gultec se tensaron al escuchar las noticias, pero no se sorprendió. Así que los extranjeros venían en son de guerra. Muy bien, los guerreros de Payit se encargarían de darles lo que buscaban.

--¿Dónde están ahora?

--¡En la pirámide, junto a los Rostros Gemelos! -chilló el hombre.

Gultec arrojó al nativo a un lado, y echó a correr. En un minuto, desplegaría a sus hombres en la selva alrededor de la pirámide. Pero antes quería ver qué hacían los extranjeros.



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