Malas by Carmen Alborch

Malas by Carmen Alborch

autor:Carmen Alborch [Alborch, Carmen]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2002-01-01T00:00:00+00:00


VIOLENCIA Y AUTOVIOLENCIA

La agresividad es uno de los mecanismos innatos que se disparan en el ser humano cuando este se siente amenazado o en peligro para asegurar su supervivencia como especie. Más allá de la explicación biológica, la agresividad también puede ser una conducta aprendida como resultado de malas experiencias o una respuesta extrema a un medio poco receptivo. Se trata de una emoción negativa, asociada a la rabia, a la frustración, y es manifestación en suma de un estado de ánimo de profunda insatisfacción. Se dice que prácticamente todo el mundo, en algún momento, participa de esta dimensión de la agresividad. No obstante, también podríamos hablar de una agresividad constructiva, relacionada con la asertividad, la autoafirmación y el deseo de superación. La agresividad alcanza su grado máximo cuando se manifiesta como violencia, y entonces aparece asociada a crueldad, insensibilidad al dolor ajeno, a destrucción. La violencia planificada es un instrumento del poder para imponerse y perpetuarse y conduce a la primaria clasificación de las personas en víctimas o aliadas.

La violencia contra las mujeres es de orden estructural, es decir, forma parte del entramado mismo del mundo en su concepción patriarcal. Esta violencia se manifiesta de modo directo o de modo simbólico. La violencia directa la encontramos en las leyes, en las guerras (tiene también un carácter simbólico) y en la desposesión o la pobreza (recuerdo la Marcha Mundial contra la Violencia y la Pobreza, en 2000). Las manifestaciones de la violencia física son las mutilaciones, las agresiones, las violaciones individuales o colectivas, el acoso moral o psíquico y otras; por ejemplo, la obligación de la belleza. Unida a este último precepto, el de la belleza, la violencia simbólica se manifiesta a través de las obligaciones ancestrales, la influencia de los mitos o cuentos, las religiones y el uso torcido de la biología.

La mayoría de estas violencias tienden a mutilar las aspiraciones y los deseos de las mujeres.

Es sabido que la violencia se manifiesta de muchas maneras. Como recuerdan mis compañeras de Feminágora, que diferencian también la agresividad de la violencia, hay violencia estructural, directa o simbólica, violencia privada… La pueden ejercer los hombres contra los hombres, los hombres contra las mujeres…; las mujeres a su vez pueden actuar de forma violenta contra los hombres, contra otras mujeres y contra sí mismas. Se dice que la violencia de las mujeres es sutil y manipuladora y que la que proyectan contra otras mujeres tiene su origen en la adhesión al papel tradicional que les han otorgado los hombres. Se ejerce en ocasiones para ser aceptadas en el mundo de los poderosos, y lo que se consigue es la reproducción y mantenimiento de la violencia estructural y simbólica a la que hemos aludido, que a su vez constriñe y limita. La violencia de las mujeres contra sí mismas puede surgir también de la necesidad de adaptarse al papel exigido en una sociedad estructurada dualmente: la inferioridad de condiciones conduce a autoagresiones frecuentes y perniciosas.

¿Por qué esa presencia constante de la violencia? Complicada pregunta.



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