Mala sangre by John Carreyrou

Mala sangre by John Carreyrou

autor:John Carreyrou [Carreyrou, John]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Tecnología
editor: ePubLibre
publicado: 2017-12-31T16:00:00+00:00


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En el verano de 2013, mientras Chiat\Day se esforzaba por tener lista la página web de Theranos para el lanzamiento comercial de la empresa, el 4S, también conocido como el miniLab, llevaba en proceso de desarrollo más de dos años y medio. Pero el dispositivo seguía siendo una obra inacabada. La lista de sus dificultades era larga.

El mayor problema de todos era la disfuncional cultura corporativa en la que se estaba desarrollando. Elizabeth y Sunny consideraban como un cínico u opositor a cualquier persona que planteara una preocupación o una objeción. Los empleados que persistían en hacerlo solían ser marginados o eran despedidos, mientras que los aduladores eran ascendidos. Sunny había elevado a puestos clave a un grupo de indios zalameros. Uno de ellos era Sam Anekal, el responsable encargado de integrar los diversos componentes del miniLab que se había enfrentado a Ian Gibbons. Otro era Chinmay Pangarkar[216], un bioingeniero con un doctorado en Ingeniería Química por la Universidad de California en Santa Bárbara. También estaba Suraj Saksena[217], un químico clínico que tenía un doctorado en Bioquímica y Biofísica por la Texas A&M. Sobre el papel, los tres tenían unas credenciales educativas impresionantes, pero compartían dos rasgos: tenían muy poca experiencia en la industria, ya que se habían unido a la empresa poco después de terminar sus estudios, y tenían la costumbre de decirles a Elizabeth y a Sunny lo que querían escuchar, ya fuera por miedo, por deseo de medrar o por ambas cosas.

Para las docenas de indios empleados por Theranos, el temor a ser despedido era mayor que el temor a perder una paga. La mayoría tenía visados H-1B[218] y dependía de un empleo continuado en la empresa para permanecer en el país. Con un jefe despótico como Sunny, que tenía su destino en sus manos, era como padecer una servidumbre por contrato. Sunny, de hecho, tenía la mentalidad de amo-siervo común entre una generación veterana de hombres de negocios indios. Los empleados eran sus subordinados. Esperaba que estuvieran a su disposición a cualquier hora del día o de la noche y durante los fines de semana. Revisaba los registros de seguridad todas las mañanas para ver cuándo entraban y cuándo salían. Cada tarde, alrededor de las siete y media, hacía un recorrido por el departamento de ingeniería para asegurarse de que la gente todavía estuviera trabajando en su puesto.

Con el tiempo, algunos empleados empezaron a perderle el miedo e idearon formas de manejarlo, ya que se dieron cuenta de que estaban tratando con un hombre-niño errático de intelecto limitado y con una capacidad de atención aún más limitada. Arnav Khannah, un joven ingeniero mecánico que trabajaba en el miniLab, descubrió una manera infalible de que Sunny le dejara en paz: respondía a sus correos electrónicos con un texto de más de quinientas palabras. Por lo general, eso le daba varias semanas de tranquilidad porque Sunny simplemente no tenía paciencia para leer correos electrónicos largos. Otra estrategia era convocar una reunión quincenal de su equipo e invitar a Sunny a que asistiera.



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