Los sonidos del silencio by Jordi Sierra i Fabra

Los sonidos del silencio by Jordi Sierra i Fabra

autor:Jordi Sierra i Fabra [Sierra i Fabra, Jordi]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Juvenil, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 1992-02-01T00:00:00+00:00


12

Quien manejara el Sedan negro, sabía lo que se hacía. Si Sam no se hubiera percatado de su presencia por dos veces, en Sierra Bonita Avenue y en los alrededores de la casa de Theresa Gabor, jamás habría imaginado su existencia.

Máxime cuando uno no espera que le sigan.

El Sedan se movía con cautela, inteligentemente. No avanzaba pegado a ellos, pero tampoco a una distancia excesiva que facilitara un corte en un semáforo. Circulaba a unos veinte metros, casi siempre con dos o tres vehículos entre ambos. Disponía de movilidad para efectuar un adelantamiento rápido si era necesario, pero incluso así se limitaba a lo esencial. Lo dejaron atrás en un cruce, pero volvió a establecer contacto en el siguiente. Sam se esforzó en identificar algo más que la matrícula, sin resultados prácticos. La opacidad del parabrisas sólo permitía vislumbrar la presencia de dos hombres en su parte delantera. Nada más. Y era casi por intuición, no porque tuviera una certeza basada en la percepción de la realidad.

Estaban ya en Venice Boulevard. Conny se detuvo en esta calle y entonces preguntó:

—¿Adonde vamos?

Sam se lo dijo.

—Regresemos a casa del tipo del taxi. Es el único que estuvo cerca.

Ella puso el intermitente de la izquierda. Esperó el momento propicio y arrancó de nuevo. No fue algo brusco, pero sí rápido. El tráfico que rodaba por el carril derecho que acababan de atravesar impidió que el coche que les separaba del Sedan y el propio vehículo perseguidor los siguieran. Sam lo vio perderse en la distancia.

—Estás muy callado —dijo ella—. ¿Piensas acaso en ese cerdo?

—No exactamente, ¿y tú?

—No es más que un bastardo. He disfrutado con esa bofetada, aunque lo que ha dicho era como para haberle matado.

—¿Qué pasó esa vez que hablaste con él por teléfono?

—No demasiado. —Conny bufó con fastidio—. Grace tenía que revisar unos contratos de la gira con Wendell Abrahams y me pidió que llevara a Val al cine y luego a casa de Theresa, donde la pasaría a recoger su padre para su fin de semana juntos. Fuimos al cine, se nos hizo tarde, pillamos un atasco y… no tuve más remedio que llamar a su abuela para avisarla, simplemente para decirle que tardaríamos un poco. Arnold Sherman ya estaba allí. Se puso al teléfono y empezó a gritarme, a decir que, si era uno de los trucos de Grace para fastidiarle, nos denunciaría a la policía a las dos. Yo no tenía por qué aguantar eso y lo mandé a la mierda. Luego colgué. Eso fue todo. Al llegar a casa de Theresa, Val se bajó y me ahorré la alegría de verle.

—¿Sabías algo del testamento de Grace?

—Sé que existe, pero desconozco su contenido.

—Pero según has dicho, Grace no tenía nada, estaba arruinada.

—Supongo que a fin de cuentas su obra es su legado, ¿no? Habrá disposiciones, cláusulas. De todas formas, si buscas un móvil económico, no creo que haya nada que hacer.

—La madre de Grace ha dicho que la ley no podrá nunca entregar a Val a su padre, y que hay ciertas pruebas —Sam no ocultó su extrañeza—.



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