La pobrecita señora Faith by Lou Carrigan

La pobrecita señora Faith by Lou Carrigan

autor:Lou Carrigan
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
publicado: 2019-07-23T22:00:00+00:00


CAPÍTULO VII

Ya debía ser casi la una de la tarde. El coche se detuvo delante de una casita en la West 29th Street, Hialeah, cerca de Okeechobee Road. Estaba rodeada de una valla de madera pintada de blanco y era una monada, con un precioso jardín.

Parker detuvo su coche detrás del de Flora, abrió la entrada hacia el pequeño garaje y regresó a su volante. El coche de Flora Faith entró en el garaje y Parker dejó el suyo afuera, en el sendero. Luego, entró en la casa.

Todavía dentro del coche, Flora y Oliver cambiaron una mirada y el susurró:

—¿No cree que ahora sí debería darme esa explicación, señorita Faith?

—Yo…

—A callar —ordenó Yale—. Ya charlarán cuando venga el jefe.

El jefe tardó apenas un minuto en aparecer. Y, apenas verlo, Oliver Molloy sonrió secamente. Era un sujeto alto, esbelto, elegante y muy bien parecido, como de cuarenta años… Flatt salió del coche para cederle el asiento y se quedó junto a la ventanilla de Oliver, apuntándole con la pistola. El jefe ocupó su lugar y su mirada, inteligente, fría, dura, se posó en Molloy, que estaba vuelto hacia él.

—Conque de Narcóticos, ¿eh?

—Así es, Reeves.

—¿Me conoce?

—Por supuesto. No es la primera vez que se mete en líos. Pero siempre ha sido muy listo, así que todavía tiene vuelo. Es decir, tenía vuelo. Ahora tendrá que aterrizar… como sea.

—Bien… Yo no le conozco a usted, pero…

—No soy tan famoso.

—Claro. Y además hay muchos agentes del DN.

—Menos que granujas como usted, Reeves.

¡Plaf! La durísima bofetada de revés restalló con fuerza en una mejilla del policía, que no se alteró lo más mínimo. Solo, por un instante, en sus ojos apareció una chispita como de fuego.

—Está empeorando las cosas, Reeves —advirtió.

—Eso es cuenta mía. De manera que se han cargado a la vieja Mary… Vaya, no sé si alegrarme o ponerme de luto. A ver, enseñadme todo eso.

Yale lo puso en sus manos, y Orson Reeves echó un lento vistazo a todo.

—¿Ésta es la pistola con la que han disparado contra ella?

—Sí. La encontramos enterrada en el jardín —dijo Oliver.

—¿Y quién lo ha hecho?

—¿Usted no?

—No sea estúpido… Yo tenía negocios con Mary Faith… hasta que anoche, ella hizo una jugada que aún no entiendo. Pero es posible que esta mosquita muerta nos la explique.

—No tengo nada que explicar —dijo con voz tensa Flora.

—¿No? Bueno, anoche vino a esta casa cuando no había nadie, entró, se apoderó de un juego de fotografías como éstas, es decir, copias, y se las llevó… ¿Qué hizo con ellas? ¿Son éstas, y las ha entregado al…?

—Las destruí. Las quemé y las tiré por el inodoro de un motel. Eso es lo que hice.

—Entonces…, estas fotografías y los negativos son los que tenía su tía… ¿No es así?

—Sí.

—¿Y por qué las tienen los de Narcóticos?

—Quería quemarlo todo también. Sé a lo que se dedican usted y tía Mary… Un día, usted la visitó, y yo pude escuchar su conversación, y supe lo que estaban haciendo. Así que otro día, la seguí a ella, y los vi cuando volvieron a entrevistarse en el canódromo de Miami Beach.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.