La herencia de los Hastur by Marion Zimmer Bradley

La herencia de los Hastur by Marion Zimmer Bradley

autor:Marion Zimmer Bradley [Zimmer Bradley, Marion]
La lengua: spa
Format: mobi, epub
Tags: Ciencia Ficción
editor: Ediciones B
publicado: 1975-01-01T00:00:00+00:00


14 (El relato de Lew Alton)

DURANTE tres días una tormenta de nieve había azotado los Hellers. Al cuarto día me desperté con el sol, y los picos detrás del Castillo Aldarán resplandecían bajo su carga de nieve. Me vestí y bajé a los jardines que estaban detrás del castillo, quedándome en la cima de las terrazas para mirar el espaciopuerto, debajo, donde las grandes máquinas ya se movían, pequeñas como insectos reptantes desde esta distancia, para quitar las pesadas capas de nieve. ¡No era de extrañar que los terranos se resistieran a mudar su espaciopuerto principal a este lugar!

Sin embargo, a diferencia de Thendara, aquí el espaciopuerto y el castillo parecían formar parte de un todo armónico, y no se asemejaban a gigantes guerreros a punto de enfrentarse en lucha.

—Has salido temprano, primo —dijo una voz suave detrás de mí. Me volví para ver a Marjorie Scott, bien abrigada con una capa con capucha y una orla de piel. Le hice una reverencia formal.

—Damisela.

Ella sonrió y me extendió la mano.

—Me gusta salir temprano cuando brilla el sol. ¡Estaba todo tan oscuro durante la tormenta!

Mientras caminábamos por las terrazas, ella cogió mi mano fría y la puso bajo su capa. Tuve que decirme a mí mismo que esta libertad no implicaba lo mismo que en las tierras bajas, sino que era un gesto inocente y poco consciente. Era difícil recordar eso con mi mano entre sus cálidos pechos. Pero maldita sea, la joven era telépata, lo tenía que saber.

Mientras seguíamos el sendero, ella me señaló las resistentes flores invernales, cuyos tallos ya se erguían a través de la nieve, buscando el sol, y los protegidos frutos soltaban sus vainas nevadas. Llegamos a un espacio cercado con mármol donde retumbaba una cascada que caía, hinchada por la tormenta, hacia el valle.

—Esta comente trae agua de los picos más altos hasta Caer Donn, para usarla como agua potable. El dique que origina la cascada sirve para generar energía para las luces, las de aquí y también las del espaciopuerto.

—¿Es así, damisela No tenemos nada semejante en Thendara. —Me resultaba difícil concentrar mi atención en la cascada. De repente ella volvió el rostro hacia mí, ágil como un gato, con sus ojos amarillos centelleantes. Tenía las mejillas sonrojadas y con un gesto brusco quitó su mano de la mía. Con una rigidez que ocultaba la furia dijo:

—Perdón, Dom Lewis. Supuse que éramos parientes —y se volvió para marcharse. Mi mano, nuevamente expuesta al frío, estaba tan congelada como mi corazón ante la súbita ira de la joven.

Sin pensarlo, extendí la mano y la cogí de la muñeca.

—¿En qué te he ofendido? ¡Por favor, no te vayas!

Ella se quedó inmóvil bajo mi mano que cercaba su muñeca.

—¿Todos los hombres del valle sois tan raros y formales? —dijo con voz suave—. No estoy habituada a que nadie me llame damisela, salvo los sirvientes. ¿No... no te gusto... Lew?

Nuestras manos seguían cogidas. De repente, ella se ruborizó y trató de liberarse de mis dedos. Yo la así con más fuerza, diciendo:

—Temía quemarme.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.