La cara oscura de la luna by Sherrilyn Kenyon

La cara oscura de la luna by Sherrilyn Kenyon

autor:Sherrilyn Kenyon [Kenyon, Sherrilyn]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 2005-12-31T16:00:00+00:00


10

Ravyn corrió escaleras arriba con Susan pisándole los talones y se detuvo al llegar al último peldaño. Una vez allí, le indicó con un brazo que se detuviera tras él mientras echaba un vistazo a través de la rendija de la puerta. Alcanzó a ver a tres policías de uniforme y una rubia alta y muy guapa vestida de negro con porte de guerrera. Parecía ser la jefa del grupo. De no ser porque no tenía colmillos y porque sus sentidos de Cazador Oscuro no detectaban nada, la habría tomado por una daimon o una apolita.

—¿A qué viene esto? —preguntó Dorian mientras observaba un papel. Tras él estaban Fénix y su padre.

La mujer miró a su hermano con los ojos entrecerrados.

—Una orden de registro para el local. Tenemos razones para creer que están escondiendo a un par de fugitivos en busca y captura.

Las palabras de la mujer lo dejaron tan espantado como parecía estar Dorian. Se habían obsesionado tanto con evitar que los daimons dieran con ellos que ni siquiera habían pensado en lo que podían hacer los humanos. No podían hacer nada contra una orden de registro. Las reglas obligaban a los santuarios a atenerse a las leyes humanas.

Arrestarían a Dorian, a Susan, a él…

—Aquí no hay nadie —replicó su padre con voz furiosa—. Eso son tonterías.

—Avisa a los demás y tened cuidado mientras lo registráis todo —le dijo la mujer al agente que tenía a la derecha, haciendo oídos sordos al exabrupto de su padre—. Recordad que los dos son sospechosos de asesinato y podrían ir armados. Si alguien os pone pegas, detenedlo.

Dorian alzó la mano y el gesto le indicó que estaba intentando manipular los pensamientos de la mujer.

—No hace falta que registren el local. Aquí no van a encontrar nada.

La mujer lo miró con gesto malhumorado.

—Eso está por verse, ¿no le parece?

Joder… su mente era demasiado fuerte como para poder manipularla. La cosa pintaba mal.

Su padre se giró y clavó la mirada en la puerta tras la que ellos estaban, como si supiera exactamente que se ocultaban detrás. Entretanto, Fénix le dijo en arcadio que deberían entregarlos.

Vio que el agente de policía caminaba hacia la puerta que conducía al exterior y la abría. Allí plantada tras la puerta había una persona, en absoluto humana, que hacía siglos que no veía. Literalmente hablando.

Susan lo apartó de un empujón para echar un vistazo a través de la rendija. Al ver a la mujer plantada frente a Dorian le dio un vuelco el corazón.

—Estaba en el Sírvete Tú Mismo.

Vio que Ravyn la miraba con expresión extrañada.

—¿Qué?

Bajó la voz para que solo él pudiera oírla.

—Estaba con el grupo de daimons que te lanzó el dardo tranquilizante.

—¿Estás segura?

—Segurísima.

Y tanto que lo estaba. No podía olvidar a la mujer que superaba la belleza y el estilo de la esposa de Cael. Sin embargo, se vio obligada a apartar la mirada de ella porque el hombre que acababa de entrar en la estancia se convirtió al instante en el centro de atención de todos los presentes como si su presencia fuera un imán.



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