La belleza. La Iglesia by Unknown

autor:Unknown
La lengua: eng
Format: epub
ISBN: 0000000000000
publicado: 2021-10-20T04:17:50+00:00

Reforma inútil

Pero, ¿cómo tendría que suceder esto? ¿Cómo puede lograrse una reforma de este tipo? Lo primero que hay que hacer, se dice, es empezar. A menudo se dice con la ingenua presunción del ilustrado, que está convencido de que hasta ahora las generaciones no han comprendido bien la cuestión, o que han sido demasiado temerosas y poco ilustradas; nosotros, sin embargo, tenemos por fin y a un tiempo coraje e inteligencia. Esta noble empresa debe realizarse, sea cual sea la resistencia que puedan oponer los reaccionarios y los «fundamentalistas». Para este primer paso existe al menos una receta tremendamente clara: la Iglesia no es una democracia. Por lo que se ve a primera vista, todavía no ha integrado en su constitución interna ese patrimonio de derechos de la libertad que la Ilustración elaboró y que desde entonces ha sido reconocido como regla fundamental de las formaciones sociales y políticas. Por eso, parece la cosa más normal del mundo recuperar de una vez por todas lo que se había abandonado y empezar por volver a construir ese patrimonio fundamental de estructuras de libertad. El camino conduce —como suele decirse— de una Iglesia paternalista y distribuidora de bienes a una Iglesia-comunidad. Se dice que nadie debería permanecer como receptor pasivo de los dones que hacen ser cristiano. Todos deben, por el contrario, llegar a ser sujetos activos de la vida cristiana. La Iglesia no debe descender de las alturas. ¡No! Somos nosotros los que «hacemos» la Iglesia, y la hacemos siempre nueva. De esta forma terminará siendo por fin «nuestra» Iglesia, y nosotros sus sujetos activos y responsables. El aspecto pasivo da paso al aspecto activo. La Iglesia se forma a través de discusiones, acuerdos y decisiones. En el debate aparece lo que todavía hoy se puede pedir, lo que todavía puede ser reconocido por todos como perteneciente a la fe o como línea moral directora. Se proponen nuevas «fórmulas de fe» abreviadas. En Alemania, a un nivel bastante elevado, se ha llegado a decir incluso que la Liturgia no debe corresponder a un esquema previo, dado con antelación, sino que debe surgir en un lugar, en una situación determinada y por obra de la comunidad para la que se celebra. Tampoco debe ser nada previamente establecido, sino, por el contrario, algo hecho por la comunidad, algo que sea expresión de ellos mismos. En este camino, la palabra de la Escritura se revela un poco como obstáculo, si bien no se puede renunciar a ella del todo. Se debe afrontar con mucha libertad. No son muchos, sin embargo, los textos que se dejan utilizar de este modo para adaptarse sin problemas a esa autorrealización a la que la liturgia parece ahora estar destinada.

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