La atrevida hermana de lord Murray by Mar Poldark

autor:Mar Poldark [Poldark, Mar]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-10-05T00:00:00+00:00

* * *

La vuelta a casa de Mason vino acompañada de incertidumbre. No era una persona que destacara por abrazarse a las excusas, ni a las mentiras. Prefería ser una mujer sincera, incluso si eso suponía ponerla en el punto de mira. Sin embargo, estaba desesperada. Frustrada, y los continuos prejuicios comenzaban a asfixiarla.

¿Acaso le quedaban opciones para no actuar de una forma un tanto ruin?

Abrió la puerta con el mayor sigilo posible, inclinó un poco su cuerpo y se hizo una con la oscuridad que bañaba a aquel destartalado hogar. Intentó que la única parte de sus pies que tocaran el suelo fueran las puntas de sus dedos. Con un poco de suerte, el soldado habría marchado a los campos de los Redfield o lidiaría con los brazos de Morfeo.

Para no arriesgarse demasiado se adentró en la habitación de invitados que no utilizaban, el desorden estaba a la orden del día, pero estaba segura de que podría encontrar algo de interés entre cajas, baúles y sábanas.

Evelyn miró por última vez hacia el pasillo antes de hacerse una con las mohosas paredes; cerró con sigilo y soltó el suspiro que llevaba conteniendo desde hacía largo rato.

«Ni siquiera sé que estoy buscando exactamente».

La muchacha tiró de la tela blanquecina que escondía la colcha de color verde manzana, no había nada inusual tras esta; solo unas sábanas con historias desconocidas para ella.

Miró en los cajones del tocador: estaban repletos de joyeros vacíos, pequeños frascos de perfume carecientes de esencia, además de un girasol marchito que ni siquiera entendía por qué guardaba.

Frustrada decidió dejarse caer en el suelo, quizá la suerte estaría de su lado si levantaba el baúl que había a los pies de la cama; lo abrió con la poca delicadeza con la que destacaba y se maldijo a sí misma cuando el chirrido de las bisagras la puso en evidencia.

«Que solo se haya escuchado aquí».

Cerró los ojos aferrándose a esa aniñada manía que la había acompañado siempre: si no veía nada significaba que el tiempo pasaba con mucha más rapidez de lo normal.

Un nuevo suspiró escapó de sus labios, adentró una de sus manos entre atuendos decorados de perlas, corpiños en forma de corazón y muselina que ni siquiera había sido utilizada para nuevos vestidos. Sorprendida por encontrar ropa de mujer, la palpó entre sus manos intentando descifrar qué ocurría: podía ser de una hermana, una hija o quizá existía una esposa que volvería a casa con el tiempo.

«Sería un canalla si tuviera esposa, pero yo no sería mejor al descubrirlo y seguir invitándolo a que me desnude».

Frustrada se levantó sacudiendo su remendado vestido, tenía que silenciar la voz de la empatía que tanto le recordaba que ella podía ser esa mujer acallada por la sociedad que admiraba a un hombre infiel. Sacudió la cabeza intentando no pensar en esa muchacha sin rostro, se dirigió por último hacia el armario de la alcoba; deslizó un vestido de novia a un extremo restándole importancia, otro oscuro y uno más en tono azul cielo.

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