Israel Potter by Herman Melville

Israel Potter by Herman Melville

autor:Herman Melville [Melville, Herman]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 1854-12-31T16:00:00+00:00


Capítulo 15

Navegando hasta el Crag[14] de Ailsa

A la mañana siguiente Israel fue nombrado quarter-master, un subordinado elegido de entre los marineros y cuyos deberes lo sitúan fundamentalmente en la popa del barco, los dominios del capitán. Sus cometidos son los de portar el catalejo para otear la aparición de velas por los alrededores, izar o arriar el pabellón, y vigilar al timonel. Escogidos entre la tripulación por su mayor respetabilidad e inteligencia, así como por la excelencia de sus dotes marineras, no es infrecuente encontrarlos en un navío armado en términos de especial confianza con los oficiales y el capitán. Aquel empleo, por consiguiente, puso oficialmente a Israel en contacto inmediato con Paul, y sin suscitar animadversiones contra ninguno de los dos, hizo de su relación en el puente algo tan natural como el desenfado de sus conversaciones en el camarote.

Era un día hermoso y fresco de comienzos de abril. Se encontraban próximos a la costa de Gales, cuyas elevadas montañas, coronadas de nieve, ofrecían un aspecto noruego. El viento era bueno y soplaba con una extraña e incitante fuerza. El barco —que navegaba entre Inglaterra e Irlanda rumbo al norte hacia el mar de Irlanda, en pleno corazón de las aguas británicas—, parecía consciente —mientras apartaba las aguas espumosas con la proa— del satánico reto lanzado por el hombre que lo guiaba en aquella anómala travesía. Después de zarpar en solitario desde un puerto naval de Francia repleto de barcos de línea, Paul Jones, en su pequeña embarcación, salía a enfrentar en singular combate a las huestes inglesas. Llevando en su único pañol poco más que unas piedras para honda, Paul, como el joven David de antaño, desafiaba al británico gigante de Gat.[15] No es fácil, desde el presente, concebir la temeridad de aquella empresa. Era lanzarse contra la boca de los cañones enemigos. El acto de alguien que no cede ante el peligro o la muerte; un plan como sólo pudo alentar en un corazón desdeñoso de cualquier prudencia en la guerra y de toda obligación en la paz; un pecho que alberga simultáneamente la indignación vengativa y la fría ambición de un héroe ultrajado, con el inescrupuloso furor de un renegado. En un aspecto, el Coriolano del mar; en otro, un cruce de caballero y lobo.

De pie en la parte elevada del alcázar, sin nadie cerca, más que su confidente quarter-master, Paul cedió a la curiosidad de Israel por conocer algo relativo a las circunstancias de aquella expedición. Se mantenía de pie, bamboleando levemente su cuerpo sobre el mar, cogido de la jarcia de mesana, una actitud propia de su propensión a la audacia; mientras cerca de él, moviéndose de un lado a otro —con el largo catalejo ora bajo el brazo, ora aplicado al ojo—, Israel, convertido en la viva imagen de la prudencia vigilante, escuchaba el relato del guerrero. Parece que la noche de la visita del duque de Chartres y el conde D’Estaing al doctor Franklin en París —la misma en que el capitán



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