Interludio con el jefe by Katy Evans

Interludio con el jefe by Katy Evans

autor:Katy Evans
La lengua: spa
Format: epub
editor: Harlequin, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
publicado: 2019-11-15T11:15:01+00:00


Capítulo Trece

India

Maldición. Eso es en lo único que puedo pensar. Maldición. Maldita sea la interrupción que nos ha impedido liarnos. Casi no puedo creerlo. Estábamos tan cerca, y entonces de pronto la llama se extinguió.

Me da mucha vergüenza haber sido tan osada. ¿Qué pensará William? ¿Que soy una especie de secretaria loca empeñada en seducir a su jefe?

Pero ahí está la cosa. En ese momento no sentía que fuera mi jefe, solo pensaba en una noche con un hombre que me gusta. Un hombre que hace que el corazón me lata más fuerte.

Sigue arriba atendiendo a Rosie, y yo estoy sentada sola en su salón retorciéndome las manos, medio mirando la película y tratando de descifrar lo que se me pasa por la cabeza. Me pregunto si se alegra de tener una excusa para levantarse, o si tenía tantas ganas de que pasara como yo. ¿No podría haber esperado unos instantes si realmente tuviera interés? ¿De verdad era tan urgente que tenía que salir de inmediato?

En este momento lo único que deseo es irme a casa, pero no quiero que haya incomodidad el lunes. Si me marcho ahora es como dejar claro que estoy asustada por la situación, y lo estoy, pero él no debe saberlo. Necesito actuar como si no pasara nada y como si nunca hubiera intentado besar a mi jefe.

Dios, ¿en qué estaba pensando?

Se hace el silencio en el monitor tras unos instantes y escucho a William bajar por las escaleras. Entra en el salón y se deja caer en el sofá a mi lado.

–Esa niña es una pilla –dice con la vista clavada en la pantalla.

Me doy cuenta de que está nervioso. Se ha sentado más lejos que antes y tiene una postura rígida. Eso me hace pensar que no quería besarme. Intento sonreír, pero tengo que hacer un esfuerzo por disimular mi desilusión. William se aclara la garganta. Sin duda siente la presión tanto como yo.

–¿Quieres una copa? Quiero decir, es fin de semana… ¿Gintonic?

Yo suspiro aliviada.

–Perfecto.

William desaparece unos minutos y yo intento utilizar ese rato para recomponerme. «Deja de ser tan patética», me digo. «Agradece que Rosie interrumpiera la situación antes de que hicieras alguna tontería».

William vuelve con mi copa y yo me apuro la mitad de un solo sorbo. Él parece un poco sorprendido pero no dice nada. Termina la película y William pone otra distraído, aunque estoy convencida de que ninguno de los dos tiene interés en verla. Nos terminamos la copa y él sirve otra ronda. Y luego otra. Empiezo a sentirme segura de mí misma de nuevo. Me quedo mirando sus abdominales pegados a la tela de la camisa. Luego deslizo la mirada hacia la barba incipiente. Le miro los brazos desnudos, las venas prominentes bajo la piel bronceada.

Lo deseo.

Alzo la vista y doy un respingo al darme cuenta de que él también me está mirando. Nuestras miradas se quedan clavadas durante unos instantes. Apenas puedo respirar. Quiero tocarle, pero no quiero hacer el primer movimiento. Sobre todo porque la última vez no me salió muy bien.



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