Imperator by Isabel San Sebastian

Imperator by Isabel San Sebastian

autor:Isabel San Sebastian
La lengua: es
Format: mobi
publicado: 2011-05-15T22:00:00+00:00


El reencuentro fue tal y como lo había soñado Braira. Ella suplicó su perdón y él se lo concedió sin reservas, junto a su calor. La estrechó entre sus brazos como no había hecho desde que era una niña, decidido a conjurar con ese gesto todos los malentendidos que hubiesen podido distanciarlos durante los últimos años. Hablaron, lloraron, rememoraron. Invocaron con sus recuerdos al espíritu de Mabilia, que estuvo tan presente en la reunión como si formara parte de ella. Se dolieron juntos del cambio experimentado por Guillermo, que no parecía el mismo, y compartieron la alegría de Braira por haber encontrado en Gualtiero a un hombre digno de su amor. Ignoraron por completo los asuntos que les rodeaban para centrarse en el corazón.

Perdieron la noción del tiempo, sordos al estruendo causado por la batalla que se desarrollaba a su alrededor, hasta que Beltrán vino a avisarles de que algo grave sucedía.

—Los enemigos han entrado en la ciudad. ¡Debéis poneros a salvo cuanto antes!

—No es posible —respondido Bruno, súbitamente devuelto a la realidad—. ¿Cómo han vencido nuestras defensas?

—Ayer lograron finalmente rellenar un camino de tierra sobre el foso, por el que avanzó su ejército precedido por un enorme ariete acorazado. Intentamos detenerles. Les arrojamos piedras, pez ardiente e incluso vigas incendiadas desde lo alto de las murallas, mas todo fue inútil. Su máquina consiguió abrir una brecha y por ahí han entrado en tropel, como bestias enfurecidas. Nuestros bravos tratan de contenerlos, están luchando calle a calle, casa por casa, sabiendo que la ciudad está perdida, para dar tiempo a escapar a quienes todavía pueden.

—Vete tú, hija —dijo Bruno sin amargura, satisfecho de haber arrancado a la existencia un último instante de felicidad que no se había atrevido a esperar—. Regresa a tu esposo y a tu nueva patria sin mirar atrás. Mi suerte está aquí. Estoy preparado. No pienso dar la espalda a la muerte después de haberla visto tan de cerca, pero tú has de salvarte a fin de que todo esto no haya sido en vano.

—No quiero dejaros, padre, aún tenemos tanto que decirnos... —Se aferró ella a su torso flaco.

—¡Ve! —la urgió él con un gesto enérgico—. No pierdas tiempo. Tú tienes que vivir para que Occitania perdure a través de ti.

Con toda la agilidad que le permitían sus años y la ayuda de Beltrán, se cubrió con la loriga, la coraza y el resto de la armadura; se colocó el yelmo, se ciñó al cinto la espada y dirigió a Braira una última mirada llena de ternura y añoranza, que ella no borraría nunca de su retina. Luego marchó, sin miedo, al encuentro de su destino.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.