Hoy ha vuelto Baudelaire by Manuel Arranz

Hoy ha vuelto Baudelaire by Manuel Arranz

autor:Manuel Arranz [Arranz, Manuel]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ficción
ISBN: 9788418838446
editor: Editorial Periférica
publicado: 2022-06-15T00:00:00+00:00


VII

Un hombre lleva un diario. Ha observado que últimamente su letra ha disminuido de tamaño y se ha vuelto casi ilegible, incluso para él. Piensa que la letra tiene que ver con la salud. Con la salud mental, pero también con la física, y decide recobrarla. Para ello se propone hacer una hoja de ejercicios diarios de caligrafía. El tamaño de la letra, su dibujo, la presión de los dedos, la tensión muscular, está atento a todo lo que pueda influir en su letra y ve que unos días progresa notablemente en su empeño, y otros, tiene inexplicables recaídas que atribuye sensatamente a factores externos que, si bien no puede decirse que le sean ajenos, no puede en cambio controlarlos o, mejor dicho, no ejerce sobre ellos ningún control efectivo. En otros términos, el hombre tiene mujer; y la mujer, un hijo, y el hijo, un perro, lo cual siempre supone obligaciones, interrupciones, aplazamientos, rutinas. Y, durante algo más de un año, lo va anotando todo en su diario. En ningún momento se da cuenta de que probablemente sea lo contrario. De que es nuestra salud, nuestra mala salud, la que influye tanto en el tamaño de la letra, cada día más pequeña e ilegible, como en nuestra manera de andar, cada día más lenta, más errática, más a la deriva, incluso en nuestra forma de hablar, más baja, y de comer, más lenta. También afecta a la lectura, aunque no sabría decir cómo. Quizá en que no se entienda ya todo lo que se lee. Pensaré en ello. Y de pronto, un día, el último día del diario, al cabo de un año de ejercicios, que es el plazo que se había marcado inicialmente, siente un malestar especial. Acostumbrado a observarse a sí mismo lo atribuye a algún sueño, los sueños nos joden la vida, tal vez, piensa también, al hecho de haber terminado el diario o quizá, anota, a que hace cinco semanas que murió su madre. ¡Cómo! ¡Cinco semanas! ¡Su madre! Pero ¡si en ningún momento del diario había hablado de la enfermedad y la muerte de la madre! ¡Si no sabíamos ni que tuviera madre! Muy afectado por el descubrimiento, se siente culpable. Mejor dicho, siente que, al igual que muchos hombres y mujeres, tiene una especial predisposición a la culpa, lo cual ya es una forma de salirse por la tangente. Menos mal que en el diario había escrito: «Uno vive, y piensa, siempre en función de otra persona que por lo general no está presente y de la que, por lo general, nunca puede saberse con certeza cuándo va a estarlo». Y, también, más adelante: «A menudo uno se transforma en una especie de náufrago que escribe mensajes y los arroja al mar dentro de una botella». Yo no creo, en cambio, que todo mensaje llegue un día a su destino, encuentre un día a su destinatario. Yo creo que la mayoría de ellos se pierden en el mar. O que, si por casualidad



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