Hombres de sangre by Paul Cleave

Hombres de sangre by Paul Cleave

autor:Paul Cleave [Cleave, Paul]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2010-01-01T00:00:00+00:00


CAPÍTULO VEINTISÉIS

Es la primera pista seria que tienen.

Quince billetes de cien dólares cuelgan de un cordel tendido en la parte trasera del lavadero. Junto a ellos, una bandeja de agua y lejía. La mayoría de los billetes están manchados con tinta roja y la lejía no surte ningún efecto limpiador, pero algunos están bien y los números de serie coinciden con los que dio el banco. Otros están dañados por la pequeña explosión, tal vez demasiado, en algunos casos. Esos provienen de los fajos de dinero junto a los cuales estaban insertados los paquetes de tinta.

Shane Kingsly tiene antecedentes penales desde hace casi veinte años. Comenzó como ratero y terminó acusado por asalto a mano armada, y los años intermedios están llenos de imputaciones por robos. De hecho, las pocas veces que Kingsly no se ha metido en problemas coinciden con los momentos en los que estuvo preso.

Schroder ya sabe que ninguno de los vecinos ha visto nada. Lo sabía desde antes de que los interrogaran. No es un vecindario que simpatice con la policía. Nadie allí abrirá las puertas de su casa ni ofrecerá información junto con café y palabras de aliento.

La casa es una trampa mortal y según el médico forense, Kingsly habría sobrevivido al ataque de no haber sido por la sobrecarga de electricidad. Schroder se imagina viviendo en un sitio así pero enseguida desiste; la mera idea lo hace querer ir a darse una ducha. Los cables van desde la caja de fusibles a la habitación de la marihuana, donde proveían calor y luz. La casa huele a tierra y en un dormitorio el aire está tan seco que él teme que vaya a prenderse fuego. Otra habitación está fría y húmeda aunque afuera hacen más de treinta grados. Casi todas las paredes de la casa tienen moho y todas las aplicaciones de luz están recubiertas de telarañas.

—¿Qué piensa? —pregunta Landry—. ¿Algo que ver con drogas?

Landry se ve cansado, tiene ojeras oscuras. Parece estar necesitando el receso de Navidad más que nadie.

—Poco probable. Se habrían llevado las drogas. Si Kingsly fue parte del asalto, el que lo mató se llevó su parte del dinero, suponiendo que estaba aquí. Así que es alguien de su banda u otra persona.

—¿Piensa que fue Hunter?

—No quiero que sea él, pero hay algo más. —Guía a Landry por el pasillo hasta la puerta trasera. Afuera, junto al escalón, hay una caja sólida de aluminio con paredes de casi tres centímetros en la que cabría una pelota de fútbol.

—¿Qué es esto? —pregunta Landry—. ¿Una especie de caja fuerte?

—No tiene candado. Ni siquiera tiene puerta. Solo una tapa. Ábrela.

Landry levanta la tapa.

—¡Joder! ¿Es sangre? —pregunta.

—Tinte.

—¿Tinte? ¿Del paquete explosivo?

—Ajá.

—Entonces los ladrones aislaron los fajos que tenían el tinte para proteger el resto del dinero —dice Landry.

—Vinieron preparados.

—Han de haber tenido la caja dentro de la camioneta y sabían que solo contaban con un par de minutos para transferir el dinero peligroso a la caja.

—Eran expertos —comenta Landry.

—Pero no tiene sentido —objeta Schroder—. ¿Por qué



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