Hechizo en la niebla by Nora Roberts

Hechizo en la niebla by Nora Roberts

autor:Nora Roberts [Roberts, Nora]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Fantástico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2014-03-25T04:00:00+00:00


11

Connor fue al picadero en cuanto pudo escaparse. Demasiada gente alrededor como para hablar, decidió de inmediato, pero mientras Meara charlaba con un grupo con el que acababa de regresar, al menos sabía dónde estaba y qué hacía.

Localizó a Boyle en las cuadras, almohazando a César.

—Un día ajetreado —comentó Boyle—. Esta boda nos ha traído casi más clientela de la que podemos ocuparnos.

—Igual que a nosotros. Estamos realizando los dos últimos paseos del día ahora mismo.

—Nosotros también tenemos dos rutas en curso, aunque Meara llegará de un momento a otro.

—Acaba de llegar. —Connor acarició al gran castrado mientras Boyle lo cepillaba—. ¿Puedes prescindir de ella o aún la necesitas hoy?

—Todavía nos queda alimentar a los caballos, e Iona está en el establo grande dando clase.

—Así que ¿estará cerca? Entonces me voy corriendo a la escuela a terminar mi trabajo. ¿Fin está con Iona?

—Está en casa, si a eso te refieres, listo para llevarla a la tuya cuando hayamos terminado. —Boyle dejó la almohaza al escuchar el tono de Connor—. Estás preocupado. ¿Qué sucede?

—Cabhan. Hoy ha aparecido y ha acechado a Meara durante su ruta. Y un poco a mí. No ha pasado nada —dijo Connor cuando Boyle maldijo—. Y no estaba del todo aquí…, no del todo físicamente.

—¿Estaba o no estaba? —exigió Boyle.

—Estaba, pero era más bien una sombra. Es algo nuevo de lo que tendremos que hablar esta noche cuando nos reunamos. Pero me quedaría más tranquilo si supiera que estás con ella hasta que yo haya terminado.

—La mantendré conmigo. —Boyle sacó su móvil—. Y me aseguraré de que Fin hace lo mismo con Iona. ¿Y Branna?

—Roibeard está pendiente de todo, y Merlín está con él. Pero me sentiré mejor cuando los seis estemos juntos en casa.

Tardó casi una hora en dejar atendidas a las aves y resolver parte del papeleo que Kyra le había dejado adrede en su mesa. Le llevó más tiempo añadir otra capa de protección en torno a la escuela. Cabhan había entrado en el picadero una vez. Podría intentarlo con los halcones.

Cuando hubo terminado todo lo que había pendiente y cerrado a cal y canto, el día ya había perdido su viveza. Los días eran más cortos, pensó mientras se quedaba un momento allí, de pie, y abría sus sentidos. No percibió ninguna amenaza, ninguna presencia al acecho. Se permitió alcanzar a Roibeard, unirse al halcón, y a través de sus ojos vio con nitidez el picadero, el bosque, la casa, la paz a ras de suelo.

Ahí estaba Mick, pequeñito como una bujía, subiéndose a su camión y sacando la mano por la ventanilla para saludar a Patty cuando la chica se montó en su moto.

Y ahí, debajo de él, se alzaba la magnífica casa de piedra de Fin, los prados y potreros. Iona estaba superando un obstáculo con Alastar.

Se deslizó con fluidez, planeando en el viento, y bajo él estaba Branna, recogiendo hierbas en el huerto. Entonces se enderezó, levantó la vista y tuvo la impresión de que lo miraba a los ojos.

Y esbozó una sonrisa, alzando una mano antes de llevarse las hierbas consigo adentro.



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