(Francisco De Faria 02) ¡Independencia! by Jose Luis Corral

(Francisco De Faria 02) ¡Independencia! by Jose Luis Corral

autor:Jose Luis Corral
La lengua: es
Format: mobi
Tags: sf_history
ISBN: 8435060772
editor: Edhasa
publicado: 2004-12-31T23:00:00+00:00


* * *

A medianoche del día 13 de agosto, las primeras columnas del ejército sitiador comenzaron a retirarse hacia Tudela. José I había ordenado a Verdier que levantara el asedio de inmediato y se replegara hacia el norte. Sin embargo, poco antes destruyeron cuanto les fue posible: volaron la Cruz del Coso, un monumento muy querido para los zaragozanos y, ante la imposibilidad de llevárselas con ellos, arrojaron cincuenta piezas de artillería al Canal Imperial. Algunos presos de condición eclesiástica, que estaban recluidos en barracones de madera, fueron liberados. Lefévbre había ordenado levantar el asedio de inmediato para dirigirse en ayuda de José I, quien se había refugiado cerca de Burgos tras su huida de Madrid. Los generales franceses estaban obsesionados con concentrar sus tropas en Burgos y en Vitoria, para evitar que el desánimo causado por la derrota de Bailen provocara el efecto de rendición en masa de los diferentes cuerpos de ejército destacados por toda España.

La retirada diurna de las primeras unidades por el camino de Tudela estuvo bien organizada y discurrió sin incidentes, pero ya con la caída de la noche y en la madrugada se convirtió en un verdadero caos. Nadie quería ser el último, ante el temor de un contraataque de los zaragozanos por la retaguardia, de manera que el proceso de retirada se precipitó.

De madrugada estalló el convento de Santa Engracia, que los franceses habían minado antes de abandonar la posición.

—Ahí está su último regalito —le comentó Palafox a Faria, a la vista de las explosiones que estaban derrumbando el monasterio donde se guardaban los restos de los santos mártires zaragozanos.

Algunos franceses que habían quedado rezagados en los desmantelados campamentos corrieron despavoridos cuando estalló el convento. La retirada de la retaguardia fue tan precipitada que los imperiales abandonaron a algunos heridos, aquéllos a los cuales las condiciones físicas no permitían caminar deprisa o montar a caballo. Y también dejaron tres mil muertos, la mayoría enterrados en fosas comunes abiertas en las cercanías de conventos e iglesias.

Al amanecer del día 14 de agosto, Zaragoza despertó en calma. Los campamentos franceses habían desaparecido y en los solares que horas antes los habían albergado sólo quedaban algunos restos humeantes de las hogueras encendidas para cocinar su última cena.

Con los primeros rayos de sol, los defensores se alzaron por primera vez en muchos días sin miedo sobre los muros y se abrazaron entre lágrimas de alegría.

Palafox y Faria recorrieron los puestos de la primera línea entre las aclamaciones de los soldados y de los paisanos y voluntarios alistados para defender su ciudad. En las baterías ubicadas en el sector de la puerta del Carmen, Agustina de Aragón seguía al frente de uno de los cañones, con sus galones de sargento de artillería sobre los hombros de su casaca.

—Habrá que hacer un recuento de bajas y de daños sufridos —ordenó Palafox.

—Y reconstruir las defensas —añadió Faria.

—Usted sigue creyendo que los franceses regresarán, ¿no es así?

—Napoleón ordenó la conquista de Zaragoza a cualquier precio. Si ahora abandona esta presa, su



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.