Fin del reino by Kate Stewart

autor:Kate Stewart [Stewart, Kate]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2021-01-24T00:00:00+00:00

22

Tobias

Tim está preparando la autocaravana para pasar la noche. Ha insistido en dormir en ella, sin duda debido al drama que ha tenido lugar hoy. Le ayudo a montar el campamento y, mientras Cecelia está ocupada con su madre, me apresuro a comprobar los dos teléfonos.

Oz ha identificado al inútil que nos vigilaba y lo está investigando más a fondo por orden mía.

Tyler ha logrado satisfacer mi petición de cobertura aérea y la ha ejecutado en un plazo de media hora.

Y el jefe del inútil me ha ordenado que siga vigilando e informando. Tras una ducha relajante, el tiempo ganado me ha hecho sentirme satisfecho el resto del día y me he propuesto averiguar las motivaciones y los propósitos de Antoine.

Tendré que aprovechar bien las horas para avanzar más con Cecelia y eso es precisamente lo que pienso hacer en cuanto se vayan nuestros invitados inesperados.

Después de cenar, nos reunimos alrededor de una hoguera improvisada que Tim y yo hemos conseguido encender delante de la caravana.

Cecelia, Diane y yo bebemos vino, mientras que Tim se baja la cerveza que tiene en la nevera. Llevamos ya unas cuantas copas cuando Diane abre la boca, poniendo fin inevitablemente a un día de progresos.

—No habéis mencionado a Dominic —dice, mirándonos a Cecelia y a mí—. ¿Dónde está ahora? —Me quedo con la copa en el aire y la expresión de Cecelia se ensombrece mientras me dirige una mirada inquisitiva. Nunca nos habíamos enfrentado a esa pregunta juntos y, por más que me esfuerzo, a los dos se nos nota la respuesta en la cara. Diane nos mira, asustada—. Por favor, dime que está bien —me suplica mientras Tim la coge de la mano.

—Murió hace seis años —responde Cecelia.

—Creo que ya va siendo hora de que sepas la verdad —digo yo al mismo tiempo. Cecelia me mira a los ojos mientras acabo la frase—. Toda la verdad.

—Tobias…

—Ya va siendo hora —insisto, en voz baja, antes de quedarme mirando fijamente la hoguera.

—Tobias. —Cecelia insiste para que la mire y así lo hago. El fuego resalta algunas mechas rojizas de su cabello castaño mientras me observa en silencio.

—Ya es hora.

Tras unos momentos de tensión, asiente sombríamente. Durante las siguientes horas, nos vamos turnando para hablar y yo revelo gran parte de mi historia y de los momentos que he revivido desde que estoy en Virginia, aprovechando la oportunidad para sincerarme un poco más con Cecelia.

Omito el tema de Antoine, un secreto que llevo guardando veinte años. Mientras Cecelia y yo recordamos los detalles de nuestro sórdido pasado juntos, Diane nos mira alternativamente a ambos y Timothy participa muy de vez en cuando con alguna pregunta o un «joder» ocasional.

En un momento dado, la sobredosis de realidad hace que Diane se venga abajo y las emociones se apoderen de ella, sobre todo cuando relatamos los acontecimientos de la noche en la que Dom murió y sus consecuencias. Afortunadamente, mantiene la compostura lo suficiente como para escuchar los recuerdos del regreso de Cecelia a Triple Falls y de mi llegada aquí hace tres semanas, en su busca.

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