Faerie Wars 02 by Herbie Brennan

autor:Herbie Brennan [Brennan, Herbie]
Format: epub
Tags: Fantástica, Faerie Wars
publicado: 2010-09-09T05:00:00+00:00

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Chalkhill encontró un salón de simbala con una elegante terraza exterior y pidió un trago del tamaño de un dedal. Bebió la música líquida muy a gusto y escuchó cómo se le deslizaba suavemente por la garganta hasta expandirse en una tremenda sinfonía que le liberaba las tensiones del cuerpo.

«¿Puedo hablar ahora?», le preguntó el wyrm Cyril en el interior de la mente.

«No», respondió Chalkhill.

Dejó que la música lo invadiera y creara visiones heroicas. Se vio a sí mismo vestido con ropajes de color púrpura imperial (de corte más estiloso, desde luego, que los que solía llevar el viejo emperador), impartiendo justicia, ganando guerras, contando oro y, sobre todo, diciéndole a la gente lo que debía hacer. Jasper, el Emperador Púrpura. ¡Qué orgullosas sonaban las palabras en boca de sus súbditos!

«¿Puedo hablar ahora?», insistió Cyril.

La sinfonía se estaba apagando pero aún quedaba un poco de música en el vaso, mas Chalkhill lo apartó y dejó que las visiones se extinguiesen.

«De acuerdo -dijo-. Estoy deseando comentar contigo la jugada, pero no quiero una de tus conferencias, Cyril. Ya sé que contraría tu naturaleza, pero ve al grano.»

«Sí. Vale», contestó el wyrm tras una pausa incómoda.

«¿Me ofreces convertirme en Emperador Púrpura? ¿No lo he entendido mal?»

«No.»

«Pero ¿cómo? ¿Cómo vas a hacerme emperador? Cuéntamelo en versión breve, por favor.»

No fue muy breve, pero sí mucho más interesante que la mayor parte de la cháchara de Cyril. Los wyrms, que al parecer habían desarrollado una especie de conciencia colectiva desde que habían establecido su Red mental, habían formado más relaciones simbióticas en el último año que a lo largo de toda su historia.

Y no sólo eso, sino que el carácter de las simbiosis había experimentado un cambio sorprendente. Al principio los wyrms se vinculaban a sus anfitriones más o menos al azar, pero en la actualidad los vínculos se seleccionaban con mucho cuidado. Con una creciente mezcla de alegría y temor, Chalkhill se enteró de que los wyrms se habían infiltrado en los consejos más eminentes del país.

«Me ofrecí voluntario para unirme a ti por tus relaciones políticas -dijo Cyril-. Has trabajado para lord Hairstreak, conoces al príncipe Pyrgus y a la princesa Blue y eres un hombre rico que se mueve en círculos sociales importantes, de modo que puedes llevarnos a lugares que ningún otro podría.»

Chalkhill no estaba tan seguro de eso, pero tuvo la prudencia de ocultarle sus pensamientos al wyrm.

«¿Los otros con los que tuviste vínculos conocían tus planes revolucionarios?»

Hubo una larga pausa antes de que Cyril respondiese.

«No todos...»

«¿Cuántos?»

Otra pausa prolongada.

«Sólo unos pocos. Tenemos que escogerlos con mucho cuidado. Es una cuestión de confianza.»

«Y entonces, ¿por qué me has escogido a mí?», preguntó Chalkhill con suspicacia. No podía entender cómo alguien en su sano juicio decidía confiar en él, dado su historial.

«Eres uno de los pocos que hemos encontrado que no tiene el menor escrúpulo», afirmó Cyril alegremente.

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