Enamorada desde siempre by Kate Walker

Enamorada desde siempre by Kate Walker

autor:Kate Walker
La lengua: spa
Format: epub
editor: Harlequin, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
publicado: 2017-01-13T11:05:27+00:00


Capítulo 9

Habían pasado seis días desde la boda.

Y seis noches desde la noche de bodas que no se había consumado.

Seis días en los que era la reina para todo el mundo, salvo para el hombre que más le importaba. Había estado a su lado durante los seis días de celebración de aquella boda real. Vestida de reina, tratada como reina, pero sabiendo que en cuanto volviesen a sus aposentos, como Cenicienta, se convertiría de nuevo en la criada insignificante que una noche había dicho ser. Para Nabil no era más que una fuente de sospechas. Y Aziza todavía no sabía si en algún momento la iba a rechazar y devolver a su padre para siempre.

Llevaba seis noches en la cama de Nabil, sin él. Seis noches sin dormir, dando vueltas en la cama. Y si se había dormido había sido para despertar poco después con el corazón acelerado tras haber tenido un sueño erótico con él.

Después de seis noches así se sentía fatal, estaba agotada y al borde de un ataque de nervios.

Aquel día habían celebrado el banquete de despedida para todos sus invitados. Ella se había pasado una hora sentada al lado de Nabil, en un ornamentado trono, en un trono en el que sentía que no tenía derecho a estar. Por eso casi no había sido capaz de comer nada. Después había pasado otra hora al lado de Nabil despidiéndose de sus invitados. Al menos así había tenido algo que hacer y le habían servido de algo sus estudios al poder despedir a muchos dignatarios en sus propias lenguas.

Por fin se habían terminado las celebraciones y podía volver a la habitación, donde se dejaría caer en un sillón y quitarse los elegantes zapatos.

—Lo has hecho bien hoy.

La voz, procedente de la puerta, la sorprendió y Aziza levantó la vista. Había pensado que, al terminar los actos oficiales, Nabil buscaría su propio espacio y decidiría dejarla sola.

—Gracias.

¿Estaría tan cansado como ella? Al menos, cansado de ceremonias y rituales. Lo parecía.

—Voy a dejarte descansar —añadió, dirigiéndose al dormitorio.

—Quédate donde estás. He traído esto para ti.

Aziza miró con incredulidad el plato de comida que Nabil le ofrecía. Pequeñas delicatessen y algo de fruta. Nada ostentoso, lo que contaba era el detalle.

—Gracias —respondió ella con dificultad.

Al tomar el plato le tembló tanto la mano que pensó que se le iba a caer.

—Me he fijado en que casi no has comido durante el banquete. Y, como todas las noches has desaparecido en la habitación antes de que me diese tiempo a llegar, he pensado que hoy me aseguraría de que comieses algo. Además, yo también necesito esto.

Dejó una jarra de zumo de mango en la mesa y dos vasos, y sirvió el zumo. Aziza lo observó en silencio mientras se quitaba parte de la ropa y después daba un sorbo a su vaso.

—Come —le ordenó él en tono inesperadamente amable.

Aziza bebió primero porque tenía la garganta demasiado seca para comer, pero después empezó a devorar los dulces que casi se le fundían en la boca.



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