Ellas by Esteban González Pons

Ellas by Esteban González Pons

autor:Esteban González Pons [González Pons, Esteban]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2020-02-03T16:00:00+00:00


Viernes, 19 de mayo

Querida Eme, heme aquí de nuevo, valga la redundancia. Nos estamos volviendo inseparables, ¿eh? A nuestro estilo epistolar, pero inseparables.

¿Cómo estás? Espero que bien y todo eso.

Yo ahora mismo tocado y hundido.

Marina, lo lamento, pero me urge explayarme con alguien y no tengo a nadie tan de confianza como tú. Solo tú eres de mi máxima confianza. Después de todo, tu falta de respuestas a mis testamentos postales hace que escribirte sea como pensar en voz alta, bueno, con el boli en la mano. Igual que conversar reflexivamente conmigo mismo, para ser exacto. Mirarme por dentro, del modo en que lo haría para confesarme con un cura moderno o con la psicóloga jipi del colegio de mis hijos, personajes ambos pertenecientes a una especie de Homo antecessor de eso que ahora llaman un dietista personal o un sensei.

Si algún día te dignaras corresponder o devolver al cartero alguna de mis cartas las cosas serían diferentes. Una reacción por tu parte, por mínima que fuese, transformaría este soliloquio en diálogo. Y tal vez entonces nuestra relación perdería intimidad, confianza, ya me entiendes, puesto que tendría que atenerme a los límites que el respeto a tu zona de confort me impusiera. No obstante, en tanto esa reacción no se produzca, y no tiene pinta de que se vaya a producir, trasladarte mis vivencias diarias y mis inquietudes es como redactar con absoluta libertad un diario que tú irás leyendo sin rechistar. O no, o que estará leyendo otra persona. Lo mismo da. A mis efectos, si no se me indica lo contrario, tú, Eme (gracias, San Judas Tadeo), eres la lectora de mis manuscritos, lanzados en botellas de Correos al mar de tu indiferencia.

Marina, hoy necesito desembuchar lo que me ha pasado.

Ando jodido. ¿Cuál sería la palabra para decir «jodido» sin resultar malhablado? ¿Irritado, molesto, escandalizado? Che, pon la que prefieras. Al final «jodido» lo expresa con todos los matices necesarios. ¿Triste? De acuerdo, triste. Triste significa entonces: sentado en la barra del bar Nodo, delante de mi eterno café con leche fría, un programa de tarde basado en hechos reales de fondo en la televisión, San Miguel de espaldas fregando los platos del menú del mediodía, un Fortuna entre los dedos y otro consumiéndose en el cenicero, un nudo en la garganta y necesitado de desahogarme con algún semejante que sepa escuchar en silencio. Y lo siento, ¿quién mejor que tú para escuchar en absoluto silencio? Eres la experta mundial en eso.

Te ha tocado.

Tengo la intención de pasar contigo la próxima hora. Una putada, te fastidias.

A propósito, disculpa si se me acaba el papel y me veo forzado a continuar la carta en alguna de las estupendas servilletas de celulosa que ofrece (gratuitamente, ¿eh?) este excelso local a sus clientes. De los propios servilleteros del Nodo también se pueden consumir palillos planos a discreción, se me antoja una generosidad digna de ser mencionada y elogiada.

Verás, ahora mismo aquí, en el bar, no dispongo más que de un par



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.