El Retorno De Los Archimagos 03 - El hechicero by Troy Denning

El Retorno De Los Archimagos 03 - El hechicero by Troy Denning

autor:Troy Denning
La lengua: spa
Format: mobi
Tags: Fantasía Épica
ISBN: 9788448037710
editor: Timun Mas
publicado: 2012-02-15T16:36:26+00:00


* * *

Los vaasan estaban sentados a un lado de la mesa riendo, babeando y dándose poderosos golpes los unos a los otros en la espalda mientras comían, bebían y relataban el combate del día a su celoso camarada, Dexon. A juzgar por lo que contaban, luchar contra los phaerimm no era más peligroso que lancear a un rote de los bosques, pero con los phaerimm era mucho más apasionante porque se defendían. Si Takari no hubiera estado allí y no hubiese visto con sus propios ojos la mortífera eficacia de los humanos ese día y muchos otros, habría pensado que el vino les hacía hablar de más.

Todo había sucedido tal como lo habían descrito, y de hecho habían añadido tres colas cada uno a sus cinturones. Armada con la espadaoscura de Dexon, Keya Nihmedu había sumado dos a su propia colección. Takari sólo tenía una hasta ese momento, pero ésa se la había cobrado con su propio acero elfo. De haber blandido una espadaoscura propia, habría matado más phaerimm que nadie.

Takari cogió la jarra y la volvió a llenar con el vino de la barrica que había en la bodega. Al llegar a la puerta se detuvo y miró a los dos saludables vaasan desde atrás. Con sus corpulentos hombros y su negro pelo trenzado, le dio la impresión de que se parecían más a los thkaerths que a los humanos, pero llevaba el tiempo suficiente luchando a su lado como para saber que ningún hombre era tan bruto como aparentaba. Había visto a Burlen arriesgar su vida varias veces para proteger a Keya sin que ella lo notara, y Kuhl había vuelto de una patrulla con una carnada de mapaches que se habían quedado huérfanos escondida bajo su capote.

Después de pensárselo un momento, Takari se decidió por Kuhl y apareció detrás de él con la jarra. Siempre hacían un alto para lavarse la sangre y la mugre en el estanque Gloria del Amanecer antes de volver a Copa de Árbol, de modo que sabía que Kuhl era un poco menos corpulento y menos peludo que Burlen. De todos modos iba a ser como luchar con un oso, pero no veía motivo alguno para hacerlo innecesariamente desagradable.

—¿Más vino, Kuhl?

Sin esperar una respuesta, Takari se pegó a la enorme espalda de Kuhl y se inclinó por encima de su hombro para llenarle la copa.

Iba vestida con una túnica finísima, de modo que sabía que él podía sentir su cuerpo del mismo modo que ella sentía el suyo, pero él se limitó a asentir y a dar las gracias sin mirarla siquiera. Al ver que la copa de Dexon estaba casi vacía, Takari aprovechó la oportunidad para hacer más patentes sus intenciones pegándose más al hombro de Kuhl para rellenar la copa de su compañero. Demorándose en esa postura más de lo necesario, se volvió y le sonrió.

Kuhl miró para otra parte, con las mejillas rojas como la grana.

Burlen acercó su copa a la jarra.

—Yo tomaré otro trago, si no te importa.



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