El Peso de la Apariencia by Manuel Garfio

El Peso de la Apariencia by Manuel Garfio

autor:Manuel Garfio [Garfio, Manuel]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Fantasía, Literatura
publicado: 2018-02-07T04:00:00+00:00


INVISIBLE

Al día siguiente, el Rey se despide de mí, pues tiene que salir del castillo a atender asuntos importantes, y me ordena que vaya a cumplir mi palabra por toda la ciudad.

Le obedezco de inmediato, pues no quiero que dude de mí. De todas las personas que puedes hacer enojar, creo que a un rey es al menos indicado.

Escoltada por unos guardias, me dirijo a la plaza principal y les indico que me puedo cuidar yo misma, que pueden irse.

Cuando mi escolta se aleja, el público se me acerca más. Mi estatua sigue causando el mismo furor que los días anteriores. Respiro aliviada al ver que su efecto sigue siendo el mismo. Amo generar tantas sonrisas y brillo en los ojos de los demás. Parece que hasta el humor de las personas a mi alrededor mejora cuando me ven. Pero todas esas cosas bellas que provoco en los demás fomentan el temor a que por un instante bajen la mirada, presten atención a mi persona y que su ilusión se rompa.

No, no, no. Tengo que dejar de pensar en ello. Eso nunca sucederá mientras a mi estatua no le pase nada, así que por lo único que me debo de preocupar es por cuidar de ella; nada de caídas o movimientos en falso que la puedan estrellar contra el piso o alguna pared.

Decido que lo más seguro para ello es que no me mueva de lugar. Me planto sobre el centro de la plaza, justo al lado de unas fuentes, y allí permanezco mañana, tarde y noche, donde acepto alguna de las invitaciones a dormir en casa de alguna familia diferente cada vez.

El Rey me ofreció que me podía quedar en el castillo todos los días que quisiera, pero no estoy acostumbrada a tantas normas y tener que sentir todo el tiempo el peso de estar frente a una figura de tanta autoridad; es demasiado. Siento que cualquier cosa que diga o haga podría romper el fino hielo sobre el que camino cuando él está presente.

Y a partir de ese momento, mis días se convierten en una rutina. Despierto cada mañana en la casa de una familia diferente, desayuno y me siento en la plaza, donde la gente se reúne a mi alrededor como palomas, hasta que cae la noche y me tiro en la cama, exhausta.

Por más que quiera negarlo, el peso en mis hombros se incrementa cada día. Pero eso es algo que puedo resistir y sobrellevar.; lo que comienza a dolerme en el alma es que a pesar de tener a tantas personas alrededor, todo el tiempo, nadie pregunta mi nombre, ni siquiera me ve a los ojos. Eso comienza a preocuparme. Siento como si la estatua me hiciera invisible.

Cada noche me voy a dormir acompañada de un familiar sentimiento, que pensé que dejaría atrás al rodearme de personas: la soledad. Poco a poco vuelve a mí, por mucho que lo quiera evitar.

Pero soy fuerte, y aguanto el paso de los meses mientras la felicidad se escurre de las manos cada vez que mi sombra se mueve bajo el sol en la plaza.



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