El paso siguiente en el baile by Tim Gautreaux

El paso siguiente en el baile by Tim Gautreaux

autor:Tim Gautreaux [Gautreaux, Tim]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Realista
editor: ePubLibre
publicado: 1998-01-01T00:00:00+00:00


Catorce

Dos días después, Colette había salido del hospital con un niño de tres kilos y medio, Matthew, y estaba en casa, acompañada de prácticamente todas las mujeres de su parentela que residían en el distrito. La única representación masculina estaba compuesta por su hermano y su viejo tío Lester, el vendedor de seguros y notario público al que tanto gustaba llevar zapatos blancos. A Colette la agobiaban aquellas mujeres, e intentaba hacer que se fueran con una fingida animadversión. Lo cierto era que echaba de menos a su madre y, en los escasos momentos en que se quedaba a solas con el bebé, sentía la ausencia como una muela que acabara de perder, un hueco dolorido y sanguinolento. La tía Nellie, con su pelo recién teñido de rubio, parecía llevar la batuta: se presentaba siempre con cosas para el bebé y se disputaba con su hermana Margaret y otras dos vecinas el derecho a hacerle carantoñas al niño.

Por las tardes, Colette se sentaba en el porche, contemplaba la cara del niño, fijándose en los rasgos en que se parecía a ella e ignorando la barbilla de Paul. Le gustaba el olor de su bebé y el contacto de su piel con la de ella. Cuando se le abrían los ojos como puertas de arco y la miraba, ella tenía la certeza de ser por fin el centro del mundo de alguien. Matthew sacó la lengua hacia ella y le pareció que aquel niño podría comerse a su propia madre. Esto asustó a Colette: no sabía cómo lo iba a alimentar el resto de su vida.

Cuando pasaron las Navidades —no muchos días después del nacimiento del niño—, se fue en coche a Lafayette con Nan, la hermana de Paul, una morena bastante alta que siempre llevaba pantalones cortos de jogging y que hablaba como el capitán de un remolcador. La cabeza de Paul volvía a funcionar y empezaba a reconocer a todo el mundo. La hinchazón de la cara había disminuido notablemente y los médicos le habían hecho delicados injertos de piel en el cuello, las mejillas, el pecho y las manos. La mayoría de las quemaduras no habían dejado cicatriz. Hablaba con una lentitud excesiva y no era capaz de mover correctamente el brazo izquierdo: cuando quería que fuera hacia adelante, iba hacia atrás. No recordaba nada del accidente. Colette le enseñó el bebé y él no pareció entender muy bien de qué se trataba. Ella le contó que Tyler estaba en Texas y que había tenido que pagarle a un abogado hasta el último céntimo que poseía para enfrentarse a noventa y siete cargos federales y estatales. Paul se durmió mientras ella hablaba y a ella le impresionó lo quebrantado que estaba.

Colette comió en un McDonald’s con los padres de Paul y observó cómo estos rebuscaban en la ropa para ver de cuánto dinero disponían para la comida. De vuelta a casa, Colette se fijó en los remolcadores y barcos de servicio, atracados por falta de trabajo en los



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